Opinión

LA PROSTITUCIÓN EN FRANCIA

Hace pocos días, en La Región del pasado día 5, en gran titular apareció la siguiente noticia: 'Francia da luz verde a multar a los clientes de la prostitución. La nueva ley establece sanciones que irán desde los 1.500 euros a los 3.750 por reincidencia'. Como se podrá observar, la noticia ahonda en la fuerte sanción económica de los usuarios sin referencia a otro tipo de castigo.


Parece ser -también según la noticia- que se calcula en 20.000 las meretrices que hay en Francia. Se pretende que la ley entre en vigor en junio próximo. La idea es buena para tratar de redimir a las mujeres del oficio más antiguo del mundo. En principio, para considerar la efectividad de esta medida, puede pensarse en que la noble pretensión de proteger a estas mujeres traiga consigo pensar en el trabajo a que habrán de dedicarse las que no ejercen por su propia voluntad. Bueno sería que el Gobierno francés estableciese un medio de reinserción laboral. Cosa nada fácil en los tiempos que corren. Resulta elemental pensar que si la finalidad es que las mujeres abandonen este oficio, se establezca un mecanismo para ayudarlas a encontrar un trabajo digno.


La prostitución ha sido motivo de copiosa legislación. En el año 1932, en España, por el Gobierno de la República, se había anunciado el proyecto de 'Reglamento para la abolición de la prostitución'. Es ese oficio que alimenta a chulos, proxenetas, macarras, rufianes, que viene a ser lo mismo. En España, en tiempos de Felipe II, se dictaron normas prohibitivas. Por otra parte, en el año 1904, a la vista de lo acordado en la Conferencia Internacional de París, se reformaron varios artículos del Código Penal español, disponiendo que quienes incurrieran en las penas de arresto mayor serían multados de 500 a 5.000 pesetas e inhabilitación temporal para cargos públicos.


Según los historiadores, para la reprobación de la trata de blancas se celebraron diversos congresos internacionales. El primero fue en Londres, en el año 1899; el segundo en Fráncfort, en 1902; el tercero en París, en 1906; el cuarto en Madrid, en 1910, y el quinto en Londres, en 1913, además de convenios internacionales y asociaciones contra la trata de blancas. Desde el primer congreso han transcurrido ¡114 años!


La noticia aparecida el 5 de diciembre en este diario sólo informa de las sanciones económicas para los clientes del sexo masculino, pero visto que también los hombres se prostituyen, nada se dice de cuánto sería la sanción económica para las clientas. Ojalá que legue el momento de eliminar esta penosa actividad, lo cual entraña dificultad si no se acierta con la medida adecuada. Una vez más, ¡qué pena! Sería papel mojado.

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