La prensa nacional e internacional y demás medios de comunicación han resaltado la actuación valiente, heroica y humana de los vecinos de Angrois, de ese lugar de la parroquia de O Sar -municipio de Santiago de Compostela- que dista 2,2 kilómetros de la capital municipal. Como consecuencia de ello, la Junta de Portavoces del Ayuntamiento de Santiago de Compostela ha decidido concederles la Medalla de Oro. Por otra parte, se puso en marcha una solicitud dirigida a la Fundación Príncipe de Asturias para que los vecinos de Angrois sean candidatos al Premio Príncipe de Asturias de la Concordia 2014.
Desgraciadamente ha tenido que ser un accidente de tal magnitud para que el sambenito que pesa sobre Angrois sea subsanado. Y yo, autor de estas líneas, propongo, para quien proceda, sea reparada esta mancha que en sentido peyorativo (ignoro por qué y de quién o quiénes y desde cuándo procede) este desgraciado equívoco de este noble lugar. A los ourensanos se nos tacha de afiladores y paragüeros, cosa que no nos ofende, porque trabajar con la rueda y el silbato no es ningún desdoro. Pero lo que literalmente aparece sobre Angrois en la Enciclopedia Gallega, y que transcribo literalmente, dice así: La supuesta 'rudeza' de sus habitantes ha dado lugar a una serie de frases comunes en la comarca compostelana como: 'Parece que vés de Angrois', para indicar que una persona está 'atontada' o '¿Coidas que son de Angrois?', que dice aquella persona que se ve tomada por tonto.
Observarán que he entrecomillado los vocablos rudeza y atontado. Rudo, entre otras acepciones, viene definido así en el diccionario de la Real Academia Española: 'Dicho de una persona: Que tiene gran dificultad para percibir o aprender lo que estudia'. Y atontado: 'Dicho de una persona tonta o que no sabe conducirse'. Frases humillantes para los héroes de la curva de A Grandeira que han puesto de manifiesto esa bendita palabra llamada humanidad. Tremenda equivocación en el trato de ese lugar, Angrois, que ahora dio la vuelta al mundo. Urge subsanar esa nube negra con que bautizaron el lugar de Angrois. Tal vez proceda que con el distintivo de la Medalla de Oro se acompañe y divulgue una breve publicación por parte del Ayuntamiento compostelano lamentando humildemente este insulto a un lugar de su jurisdicción. Por favor, Ángel Currás, alcalde de Santiago. Esto también sería otra Medalla de Oro.
