Opinión

Cortabitarte: Lo que la naturaleza no da, Salamanca no lo otorga

El pasado día 13, en el juicio sobre el accidente de Angrois prestó declaración Cortabitarte -omito deliberadamente el apelativo de señor- ya que opino no lo merece. De su llamada declaración en el juicio fui testigo presencial y en consecuencia de sus manifestaciones, que no respuestas, a las preguntas del fiscal.

Cuando finalizó la intervención del personaje respondiendo más que contestando al fiscal, les pregunté a algunos de mis compañeros si quien había declarado era un acusado o un perito. Efectué esa irónica pregunta porque me resultó bochornoso el espectáculo que el fiscal interviniente consintió. Se le permitió autoerigirse en sumo pontífice de los técnicos ferroviarios con sus discursillos, en tono mayestático, al objeto de exponer sus teorías que estaban fundamentadas en embustes.

A este figura, se le permitió replicar en vez de contestar a las preguntas que se le hacían, por cierto, en absoluto incisivas. El interrogatorio del fiscal fue de una suavidad inusual e ilógica. Se consintieron sin objeción sus discursos chulescos y prepotentes. En consecuencia, presencié como muchos otros, la exhibición de una persona engreída, jactanciosa y bravucona, a quien no le paró los pies quien debería haberlo hecho.

Y todo ese espectáculo para intentar hacernos creer, como si los allí presentes fuésemos tontos, que él como jefe de seguridad podría asimilarse a un florero. Según él, su función con relación a la seguridad, se limitaba a visar lo que otros hacían. Pretendió convencernos de que la desconexión del sistema de seguridad ERTMS, que hubiese evitado el accidente, no fue la causa, sino la necia referencia a los cuatro segundos de anticipación para la frenada. 

Desde luego, lo que puso de manifiesto claramente fue su pelaje moral al no haber mostrado el mínimo atisbo de conmiseración por las víctimas y sus familiares. Se destapó como un sujeto indolente ante el sufrimiento de los demás lo que mostró la calaña del sujeto. Habrá pasado por la universidad pero la Universidad no pasó por él. Y desde luego, por su forma de actuar se puede afirmar que carece de los más elementales sentimientos de piedad y compasión para con sus congéneres y en este caso, las víctimas y sus familiares.

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