Opinión

Selfie mortal

Una pareja polaca muere tras caer al vacío mientras se hacía un selfie, reza un titular de esos que estallan en la red cada minuto. La pareja -el suceso tuvo lugar en el Cabo de Roca, en Sintra-, deslumbrada por la grandiosidad del marco, supera la barrera de seguridad que advertía de la inestabiliad geológica del terreno, y se desploma al vacío por un acantilado de 80 metros.

Accidente, despiste, temeridad; un poco de todo. Yendo más allá, la red está cambiando los hábitos del personal y convirtiéndonos en botarates serviles a merced del viento. La información es y seguirá siendo un elemento valioso, la sobreinformación descontrolada puede llegar a convertirse en la espita del atolondramiento, un fenómeno perfecto al servicio de no pocos oportunistas, más si le dibujamos un marco como el que nos envuelve. Un selfie, aunque plasta, como todo lo que se vuelve repetitivo, no hace daño a nadie, salvo que decidas ejecutarlo en el sitio equivocado. Es innegable que la vanidad y el onanismo a perpetuidad se han convertido en la gran enfermedad de estos tiempos, y la red el lugar ideal para mostrarse. Ser protagonista de tu propia historia por méritos y virtudes es una actitud loable, convertirse en triste protagonista de actualidad por dejarse llevar por ciertos fenómenos y seguidismos puede ser una argumento bien pobre.

La red moldea actitudes, avasalla cuando puede y nos convierte en actores. Los fenómenos surgidos en esa realidad confusa son la palabra de Dios, la religión hoy se llama internet, un paraíso del que todos somos creyentes. Los ecos de la nadería son constantes; todo el mundo recordará el Legado del Tibu y sus efectos que mudaron la piel y el propio paisaje como un auténtico y misterioso auto de fe. Nadie, ni mayores ni adolescentes, se preguntaban del porqué de ciertas actitudes, de su ridiculez, y además ayudar a extenderlas. Pero se puede llegar más allá, la vanidad y los cinco minutos de fama que propugnaba Warhol pueden generar actitudes temerarias. La última moda, el reto del fuego, la acción de prenderse fuego -#FireChallenge- con la intención de exhibirlo, casi antes de apagar las llamas, lo dice todo.

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