Opinión

La familia en tus manos

La diócesis celebró en distintas parroquias la Semana de la Familia, y como consecuencia de la misma se ha elaborado un manifiesto bajo el título “Nas túas mans”, que fue leído en un acto público celebrado recientemente en la calle del Paseo. Un texto que recoge la reflexión de aquellas personas que han compartido la situación de sus familias, contemplada desde un análisis de los valores más profundos, así como sus inquietudes, aspiraciones y compromisos de cara al futuro.

En este manifiesto se constata que la familia “é unha das realidades que experimentou en menos tempo o maior número de cambios, foi golpeada pola crise económica, pero tamén pola crise de valores, sobre todo, vendo que o fogar se converteu nun lugar de paso entre as mil actividades, traballos e distraccións que temos”. Y se precisa que la familia sigue siendo el lugar de apoyo más sólido para muchas personas pero, por otro lado, se subraya, “vaise perdendo a dimensión da fe, da confianza en Deus, deixando paso á desesperanza e a desconfianza”
Cuando se habla de sueños, o lo que es lo mismo, de esas aspiraciones cotidianas que alberga el ser humano, se hace referencia a que las familias sepan convivir en una sociedad “cada vez más plural”, afrontando los cambios con “valentía, humildad y madurez” y que quienes constituyen una nueva familia, sean conscientes de que están “haciendo sociedad”.

Y como compromiso, este manifiesto “Nas túas mans”, apunta cuidar las propias familias y “a aprender a descubrir na nosa propia vida que Deus non só está presente nos momentos alegres e de éxito, senón tamén nos momentos difíciles, de dor e sufrimento e a comunicar, non só co que din senón co seu exemplo, os valores cristiáns na nosa familia e no noso entorno”.

Es indudable que en unos momentos como los presentes, apremia consolidar la estructura básica de la familia, que está sometida al socaire de todas las adversas circunstancias de su entorno y que atentan contra los principios esenciales de la misma, empezando por la mencionada crisis de valores. Todo esto afecta al desarrollo futuro de los hijos, pues, como dice el papa Francisco, “se ha abierto una grieta entre la familia y la sociedad, entre la familia y la escuela”, incidiendo en que “si la educación familiar recobra su protagonismo, muchas cosas cambiarán para bien”. “El papel de los padres es insustituible -añade-, solo ellos pueden compensar algunos errores. Sin embargo, a veces se encuentran paralizados por miedo a equivocarse, ante la complejidad de la vida actual y las nuevas exigencias de sus hijos”.

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