Opinión

Enterrados bajo el hormigón

Las obras en la calle Valle Inclán, sin rastro de árboles.
photo_camera Las obras en la calle Valle Inclán, sin rastro de árboles.
Veremos qué ocurre cuando llegue julio y agosto con sus 40 grados y no tengamos un solo árbol que arroje una triste sombra

A lo largo de los últimos meses hemos visto muchas calles en obras en la ciudad. Tenemos por ejemplo la calle Concordia, que ahora está de moda con esas nuevas rampas mecánicas. Pero también tenemos obras menos ambiciosas, como la de la calle Ramón Valle Inclán o la de las calles Joaquín Lorenzo y Cardenal Quevedo. Entre todas estas obras de humanización hay algo que, por lo menos a mí, me llama la atención sobremanera: ninguna tiene árboles. No sé cual es el problema con la vegetación… tanta mejora pero ni un solo árbol. Sí, hay parterres con diversas especies, como la cinta o pequeños cipreses o la tan afamada photinia pero no tenemos ningún árbol.

La cuestión es ir sesgando sistemáticamente todas las plantas de la ciudad

Será que no hay opciones en el mundo vegetal de especies que aguantan las implacables condiciones de Ourense. Tenemos por ejemplo las magnolias, que además de aguantar bien, son perennes, lo que quiere decir que en otoño no hay que barrer las hojas caídas. Pero si esto nos supone un problema, también tenemos el plátano de sombra, especie que ya habita en muchos de los espacios que sí tienen este tipo de vegetación. Para los amantes de los colores tenemos los prunus, como los cerezos o los almendros o los bellos Cercis siliquastrum o árboles del amor, que también pueden encontrarse en varios puntos.

La cuestión es ir sesgando sistemáticamente todas las plantas de la ciudad. Después, claro, también habrá quejas de que los perros, que agrandan cada vez más el número de usuarios de la vía pública, ensucian las calles. Muchos perros acostumbran a hacer sus necesidades en los espacios verdes, como en los alcorques de los árboles. Esta relación es de beneficio mutuo, pues el árbol aprovecha estos excrementos para su beneficio. Si bien es cierto que la materia sólida se retira, la materia líquida perdura, pues el hormigón de estas nuevas calles no drena estos deshechos. En breve, estas impolutas calles estarán llenas de manchas: ¿a quién se le debe echar la culpa?, ¿a los perros que poco saben lo que ocurre o a los que les han privado de sus particulares retretes?

Los árboles no solo producen oxígeno, sino que también actúan como importantes reguladores térmicos

Ahora bien, habrá mucha gente que esto le de igual, pues un árbol más o un árbol menos… ¿no? Veremos qué ocurre cuando llegue julio o agosto. Veremos qué pasa, un verano más, cuando las calles estén a más de 40 grados y no tengamos ni un solo árbol que nos arroje una triste sombra bajo la que cobijarnos. En ese momento igual caeremos en la cuenta de que los árboles no solo producen oxígeno, sino que también actúan como importantes reguladores térmicos. Atrás queda la promesa del actual alcalde de duplicar el número de árboles -como tantos otros anuncios caídos en saco roto-, cuando decía que “gran cantidad de calles” piden árboles “a gritos”.

Bueno… no hay problema, al menos podremos subir en las rampas mecánicas mientras nos torramos con el calor y disfrutamos de las vistas de hormigón.

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