Opinión

Chivo que se devuelve se esnuca

Yo milité en la diáspora. Retorné a principios de los ochenta, cuando el cóndor carroñero de la usura ensombreció con sus alas de deuda externa Latinoamérica y en Venezuela explosionó el "viernes negro". En España aún iban todos de naranja (82). Cambié las arepas por los cachelos; el distribuidor de la araña, el pulpo y el ciempiés, por el puente de Rande y la inconclusa AP-9; y el bochinche criollo y la guachafita, por la negrura pertinaz de la saudade; ¡ay, moita, moita!, de apátrida, de retornado, de extraterrestre...; la misma que, estando allí, al ver volar as xentís anduriñas hacia Levante, me hacía implorar como un desvalido ET: ¡"Miña casiña!, ¡meu lar!"...¡Canto chorei a escondidas, mi madriña!
 De la "pequeña Venecia" que Américo Vespucio había creído descubrir al contemplar los palafitos del lago Maracaibo, y que para mí supuso un "El Dorado" magnánimo, me traje el título del artículo; pero también me traje el de piloto, y lo de "vaina", "musiú", "coño madre"; y además un avión Cessna, tres hijos como tres soles (caribes) y medio millón de dólares en pesetas convertibles... en morralla.
 "¡Pesetas convertibles! -se empalmaba el tirillas del Banco Pastor cuando vino a quitármelas a Caracas-, ¡con esta pasta en la cuenta, yo no daría palo al agua el resto de mis días!" Sí, sí... si en aquella época de granjas de visones y Franqueiras, la mayor ilusión de los pobres bichejos era tener un abrigo de piel de puta, la de todo españolito que se preciara era la de "no currar"; ou de que lle deran un choio na Xunta, ou na Mancomunidade ou no Concello, en compensación a su epopeya por haber corrido delante de los grises ("¡tal parece que ninguén fixera outra cousa mentres nos estivemos fora traballano!", me decía mi mujer), o como contraprestación por consignar su voto a tal o cual corifeo.
 Por aquel entonces nos visitaban en la Hermandad Gallega can e gato: El Garza para vendernos Mercedes con matrícula turística, los del Pastor el camelo de las pesetas convertibles, Fraga el de su Alianza (im) Popular y hasta algún que otro Obelix del BNG el pedrolo, "ou a mámoa", insoportable de la Galicia ceibe...

En España todo se volvían OTANs, UEs, PSOEs, UGTs, CCOOs, y bajas, a ser posible definitivas, a cuenta de la Seguridad Social. El resto eran subvenciones: hasta por mear cagando te las daban. Yo me desquiciaba. Quería trabajar, hacer producir mis denarios, ser arúspice en mi tierra. Me llamaban "pesetas" y "sudaca" (nunca antes había oído tal palabra) y más de uno me conminó a devolverme con los indios motilones. ¡No, no y no!,bramé atrincherándome en mí mismo. No me volverá a ocurrir. ¡Chivo que se devuelve se esnuca! me exhortaba, y aquí llevo treinta años, ¡currelando!

Pero no es de mí de quien se trata; se trata de los emigrantes retornados; del auténtico hecho diferencial gallego; de las mujeres (y mujeros, que osaría decir cualquier politicastro analfabeto de los que amarrados en ramilletes como el "perixel" se podrían regalar sin que nadie volviera la cabeza ) que han marchitado sus años fértiles en la diáspora por el bien y el progreso de Galicia; que han comprado pisos, coches y comercios, contribuyendo más que nadie a su progreso; que han llenado las arcas de los bancos y cajas con sus ahorros que, a lo peor, se diluyeron como terrón de azúcar en el café amargo, tipo Queipo de Llano, de las "preferentes". Se trata de Ourense, donde si tiras una pedrada le das a un vecino, o a un familiar, o a un amigo, si es que no al propio retornado. Se trata de Galicia entera, de la Xunta, y de su única razón de ser...¡los paisanos! U-lo Feijóo?

Se trata de la Hacienda "Pública" Española, en la acepción más meretriz de la palabra , que ahora les cobra fielato y les aplica escarcimientos vergonzosos, por seguir trayendo divisas y riqueza en forma de pensión que se han ganado a pulso y lágrima, y que pagan además terceros países. ¡Maldita sea, a un ruso, por traer unos cuantos rublos mafiosos y comprar un chalet, le ponen alfombra roja y le amañan la residencia. U-lo Feijóo?

Où est la femme?, solían preguntar los jueces franceses en los casos de homicidio en los que se presumían ajustes de cuentas, venganzas pasionales, motivos económicos o extraños intereses, a fin de que explicaran lo ocurrido. U-lo nuestro presidente autonómico?, vuelvo a requerir yo una vez más.

Lo he visto opinar sobre el cisma catalán y sobre la reforma pepera de las elecciones municipales y defender a Rajoy (outro que tal baila... la sardana), a espada y canto, dicen que para hacer carrera en Madrid, a pesar del affaire con mi tocayo. Pero no lo vi agarrar por el rabo, ¡o por los cuernos! a la rata roedora de Montoro y plantarle cara... Y plantarle a Curros Enriquez: "¡Non é dina dos ósos de seus fillos/ patria que os non mantén!". Demuéstrenos (y a España) que non e vostede un merendiñas, carallo.

.Ah, se me olvidaba: no olvide que estos que botan (de rabia) también votan. Que o saiba.

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