Opinión

Pues anda que tú...

Hay actitudes, modales y círculos viciosos. Tú dices, por ejemplo: “¡Hola!”. Y te contestan: “Pues anda que tú”. Eso es actitud. Negativa, claro. He conocido mucha gente así. Parejas sobre todo. Se comportan como cánido y felino. Viven instalados en el reproche. Incapaces de subsistir sin machacar el uno al otro. Y sin embargo incapaces de sobrevivir sin ese otro. Es una lástima. Los modales son como la vista. Nadie sabe lo que valen hasta que los demás los pierden con uno. Entonces vemos la viga en el ojo ajeno. Los modales, que de poco servirían en un ring, a la moral la ponen contra las cuerdas. Hay quienes solo empatizan conelabuso. Como las gaviotas. Áspero chillido y áspero presagio -‘gaivotas a terra mariñeiros a merda’- luego tienen que cargar con el desprecio de todos. Por imperativo moral, incluso por puro super ego, debiéramos tratar de ser menos basiliscos.

Después ya viene la mala hostia. Es un círculo vicioso. Un remolino hediondo, como el desagüe de una fosa séptica. Es un bumerang que acaba golpeándote. Es como aquella canción de Celia Cruz: ‘Songo le dio a Borondongo, Borondongo le dio a Bernabé, Bernabé le pegó a Muchilanga, le echó a Burundanga, les hinchan los pies’. O como el cuento de ‘Los músicos de Bremen’: el gallo encima del gato encima del perro encima del burro, y todos chillando a la vez en un contubernio diabólico. Es el comandante que subestima al copiloto que menosprecia a la jefa de cabina que le chilla al sobrecargo que le tira el café en los huevos al viajero que se caga en su puta madre y, por joder, hincha el chaleco salvavidas. Después le van con el pastel al comandante y le amargan más el vuelo. Y así hasta el infinito, o hasta que alguien con su dulzura, con su sonrisa, con su paciencia, rompa ese círculo nefasto. Es una forma de vida, que uno puede o no elegir y que, como el eco, te devuelve siempre lo que dices, lo que haces, incluso lo que piensas. Tú dices: ‘Te quiero’, ‘Te admiro’ o ‘Hijo de puta’ y el eco te remeda incansable: ‘Te quiero’, ‘Te admiro’, ‘Hijo de puta’. Y se entiende bien clarito. Es el lodo en que chapoteas según la arcilla o los áridos que hayas espolvoreado.

Hoy toca predicar, como veis. Y no con el ejemplo precisamente. Sed tolerantes. No hagáis lo que yo hago. Empieza el año nuevo. Y merece la pena intentarlo. ‘Faite bo’. Yo se lo voy a pedir a los Reyes Magos. Y aunque no entiendan gallego prometo no mentarles la madre. ¡Feliz año!

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