Opinión

Puentes

La concesión de la Medalla de Oro de Ourense a su último alcalde republicano ha venido a tender un puente con el pasado interrumpido aquel fatídico 18 de julio de 1936 y que la Corporación municipal no supo o no pudo reponer a lo largo de 30 años de democracia. La figura de Manuel Suárez ha quedado rehabilitada y aunque haya sido larga la espera, la compensan las heregoéneas adhesiones sociales y, sobre todo, políticas. Tanto, que han resultado mucho más llamativas las ausencias -clamorosas un par de ellas y una, además, dolorosa para los suyos- que las presencias.


No deja de ser paradójico que donde tantos Manuelsuárez perdieron la vida ante un pelotón de fusilamiento, víctimas de la sinrazón y la barbarie, se haya convertido con el paso de los años en foco de cultura y civilización de la mano del Auditorio, la Escuela de Música y la de Artes Escénicas, tal vez el mejor antídoto para no caer nunca más en la incivilización.



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