Opinión

Obama logra la reforma sanitaria

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, cumpliendo su programa electoral se ha propuesto, contra viento y marea, llevar a los estadounidenses su más ambicioso proyecto legislativo: la reforma sanitaria que los primeros grandes beneficiarios son esos 47 millones de ciudadanos que no tienen ninguna cobertura sanitaria y que, como consecuencia de ello, cuando se comience a aplicar la reforma, podrán, por fin, comprar pólizas a las compañías anónimas de seguros a un coste inferior a los precios actuales. Los que ni siquiera dispongan del cash suficiente, podrán pedir al Gobierno un subsidio para obtenerla.

Para la necesaria implantación de la reforma sanitaria del presidente, recordamos, se ha venido intentando llevar la a cabo, desde hace unos setenta años, por algunos presidentes que pasaron por la Casa blanca sin resultado positivo. Ningún otro tema de tanta importancia, desde el punto de vista político, tantas veces propuesto para fenecer otras tantas. Quiérase o no, claro reflejo de los enormes intereses privados que la medida lleva consigo.

Hoy, precisamente, con tal motivo recordamos al Tío Sam. Los ciudadanos americanos siguen pensando en el Estado como una subdivisión de una nación, pero su verdadero significado actual es el de organización política independiente. Cuando las trece colonias americanas -cada una con gobierno propio y sin conexión política- se sublevaron contra Inglaterra, se acordó, según la Declaración de Independencia, que cada una de las colonias era, a partir de aquel momento, un Estado libre e independiente: nación.

Sin embargo, fue posteriormente cuando decidieron formar una confederación y entregar ciertos poderes a un gobierno central. Esto tomó forma definitiva en el año 1789, adoptándose la vigente Constitución USA, naciendo de este modo los Estados Unidos de América del Norte. Se le conoce comúnmente por el nombre de 'Estados Unidos', pero eso es ciertamente de gran ambigüedad. Por razones similares, el vecino del sur se llama 'Estados Unidos de México' y la nación mayor de América del Sur 'Estados Unidos de Brasil'. Existen también los Estados Unidos de Venezuela e incluso los Estados Unidos de Indonesia.

Nadie sabe cómo el término Tío Sam se extendió; pero este personaje continúa entre nosotros y todos sabemos la cara que tiene, y más ahora con el triunfo político del presidente Obama.

En su día Obama ha denunciado públicamente las mentiras y la confusión con que la derecha rancia americana intentó liquidar contundentemente su reforma sanitaria. y reclamó para ello la superioridad moral de su discurso, invocando al fallecido senador Ted Kennedy, al manifestar que estaban en juego los principios fundamentales de justicia social y el propio carácter de Estados Unidos (EE.UU.).

Ahora la reforma sanitaria de Obama ya es un hecho tangible, que entrará en vigor en 2014; no obstante, el sector más necesitado de la población podrá ser tratado antes con criterios de la nueva ley.

Es claro que EE.UU. no tienen actualmente un sistema de cobertura universal, por ejemplo, al estilo de nuestro país. La mayoría de los trabajadores cuentan con un seguro que obtienen de las empresas para las que trabajan, si bien éstas no están obligadas a concertar un seguro para sus empleados. Es, desde luego, una cuestión optativa que en el mejor de los casos se pacta con el trabajador. Los ciudadanos restantes, trabajen o no, cuyos ingresos los incapaciten para pedir la cobertura gratuita del Medicaid, servicio disponible sólo para pobres o rentas muy bajas y quieran estar cubiertos de alguna manera, deberán comprar unas pólizas a las compañías aseguradoras privadas. Los términos de casi todos los planes estipulan el pago periódico de cuotas, pero a veces, sea como fuere, se exige el adelanto de cierta cantidad del coste del tratamiento, cuya cuantía depende, lógicamente, del tipo del plan concertado al efecto.

Lo cierto es que EE.UU. no ha organizado, ni organizará, un modelo de seguro por enfermedad similar a los de la Unión Europea, porque siempre sucumbieron a los intereses corporativos y económicos de la potente industria de las mutuas sanitarias que han influido, quiérase o no, en la clase política creando un discurso que se resume en la idea que USA tiene la mejor sanidad del planeta tierra gracias al modelo privado. En breves palabras: para muchos norteamericanos, la noción de sanidad como un derecho no encaja en sus valores.

A pesar de la nueva ley, los servicios del Medicare seguirán prestando atención sanitaria gratuita a los jubilados. Y, el Medicaid, también el mismo tipo de servicio pero a familias con bajos ingresos. No obstante, ambos servicios se mantienen sin cambios, aunque con los nuevos parámetros preceptuados en la nueva ley, aumentará el número de ciudadanos que tendrán acceso al Medicaid.

Se aprecia que la diferencia existente entre la reforma que proponía el presidente Obama y la aprobada ha sido la eliminación del texto original de la denominada 'opción pública' que posibilitaría al Estado constituirse en una gran aseguradora que compitiera con las mutuas privadas, forzando de esta forma a esas sociedades mercantiles a abaratar costes.

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