Opinión

Recesión y consumo

En realidad, la Unión Europea está también en recesión. La recesión significa hoy que durante casi un año más la producción total de riqueza de un país -comprendido, claro está, lo nuestro- bajará quiérase o no. Esto significa claramente que estemos preocupados porque cada día que pasa escuchamos cómo miles de personas se quedan sin empleo, y muchos comercios e industrias cierran sus puertas. La grave crisis que asola el planeta Tierra ha generado en todos los ciudadanos y ciudadanas temores que hacía mucho tiempo que no teníamos.


Por las noticias que tenemos, mucha gente está echando una mano a familiares que requieren ayuda económica, en especial a aquellos que se quedan sin su puesto laboral.


Es bien sabido por toda la sociedad que los españoles somos solidarios tanto con nuestros seres queridos como con aquellos que no conocemos, pero que sabemos que lo están pasando francamente mal. Por eso, nuestro país es reconocido, a nivel internacional, como uno de los más solidarios del mundo.


La solidaridad no consiste únicamente en tender la mano con unos euros; somos solidarios con nuestro tiempo para contribuir a ONGs que ayudan a otros. Somos solidarios con nuestros afectos.


Los mayores, curtidos con esos desencuen tros de la vida que hacen que nos alejemos de los nuestros, cuando tenemos oportunidad nos olvidamos de pequeños rencores y acogemos a aquellos familiares que en el pasado quizás no se comportaron bien. Es bueno, desde luego, perdonar. La experiencia y la edad nos deben hacer reflexionar y sonreir en todo momento.


España, a día de hoy, garantiza los derechos sociales a todos sin ninguna clase de discriminación, como debe ser. Entre todos nosotros hemos conseguido un Estado democrático y social que arropa a las personas más vulnerables de la sociedad. Sea como fuere, contamos con una Seguridad Social para todos, un servicio médico y auxiliar que no deja fuera a nadie y una educación pública que es gratuíta para todo el mundo.


Conviene recordar que en nuestro país, con la ayuda y la solidaridad también de economías grandes, pasamos rápidamente de ser un país pobre a constituir una de las economías más fuertes del planeta Tierra. Hemos vivido, quiérase o no, una época de bonanza que en no pocas ocasiones nos ha hecho felices. A más, con el trabajo de todos, sin distinción de ninguna clase, hemos levantado, por lo menos, una sociedad justa en lo social.


Es importante. En los momentos actuales de crisis todos debemos apoyar el hombro procurando salir de ella o, al menos, para que el desajuste económico no se haga todavía mayor. Y aunque, a primera vista, parezca un contrasentido, una de las colaboraciones más importantes consiste en continuar consumiendo. Es posible que mucha gente no lo pueda hacer en la forma en que lo veníamos efectuando cuando la riqueza de España nos lo permitía.


Desde luego, por otra parte, tenemos que ser cautos a la hora de gastar, porque en el futuro es posible que mucha gente necesite echar mano de sus ahorros. Pero es de todo punto importante que todos sepamos que si dejamos de consumir en las tiendas, en las cafeterías, en los restaurantes, en los supermercados, la economía puede caer en picado. Si no consumimos, las industrias, la hostelería, grandes, medianas y pequeñas empresas se verán obligadas a cerrar y con ello serán miles de ciudadanas y ciudadanos que se quedarán sin empleo. Por todo ello, es importante saber y concienciarnos que aunque no podamos gastar igual que antes, el gran error sería que los españoles en conjunto dejásemos de consumir.


Y para terminar. Consumir en este tiempo también hace parte de la solidaridad que debemos sentir por todos los seres humanos que integran una sociedad.



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