Opinión

Apertura a Turquía


Con sus ochenta millones de habitantes, igual que Alemania, aunque con 30,1 años de media de edad, frente a los 46,5 de los alemanes, Turquía podrá enviar a su población hacia la UE sin visado de entrada a partir de este junio.

Lo que, dadas las enormes diferencias de renta entre ambas partes, podría facilitar la enésima “invasión otomana” del viejo continente, pero esta vez pacífica.

Es lo que denuncian con creciente preocupación, pero temerosos de que les llamen ultraderechistas, los cristianodemócratas alemanes y otros partidos centristas.

Creen que será un suicidio cultural eliminar visados europeos a una enorme población deseosa de emigrar a cambio de que el presidente Recep Tayyip Erdogan contenga a los refugiados de las guerras del cercano oriente.

Quienes sí lo proclaman libremente son los ultraderechistas de Alternativa para Alemania (AFD), pero también el Partido de la Libertad de Austria (FPÖ) y el Frente Nacional de Francia, que hablan de “la invasión del nuevo imperio otomano” dirigida hábilmente por el cada día más islamista Erdogan.

En el este y centro de Europa, además, recuerdan preocupados las invasiones militares otomanas, constantes hasta el siglo XIX, e iniciadas tras la caída en 1943 de la cristiana Constantinopla, hoy Estambul: Albania, Bosnia, Croacia, Hungría, Serbia, Venecia, Austria, Polonia… Por eso algunos cierran sus fronteras a refugiados mahometanos.

En España se recuerda a Cervantes en Lepanto, 1571, la cristiandad contra el islam, que tras la conquista cristiana de Granada, 1492, continuó atacando las costas mediterráneas lo que llevó, entre otros motivos, a la deportación de los moriscos españoles entre 1609 y 1613.

Además de emigrantes, podrán llegar numerosos turcos demandantes de asilo, especialmente kurdos y otras minorías, y las disidentes de la posible Constitución islámica pedida por el partido de Erdogan.
 

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