Opinión

Caridad Marxiana

Doña Manuela Carmena, alcaldesa cabeza de la lista de Ahora Madrid-Podemos, sentó a 220 personas sin hogar a cenar con ella en Nochebuena, gesto alabado y ampliamente mostrado por los medios informativos llamados para la ocasión. Se celebró en un enorme patio cubierto del Palacio de Cibeles como muestra del espíritu solidario y revolucionario del partido de Pablo Manuel Iglesias. El Padre Ángel, fundador de Mensajeros por la Paz, seleccionó y proporcionó a los pobres.

En los 1940-1950 Pilar Primo de Rivera, jefa de la Sección Femenina de Falange, hacía igual. Más aun, pedía que “en fechas señaladas” los españoles, y especialmente las jerarquías políticas, “sentaran un pobre en su mesa”. El Padre Venancio Marcos repartía los pobres por las casas de los jerarcas.

Carmena era comunista, incluso se presentó a diputada en las listas de Santiago Carrillo tras la aprobación de la Constitución. Pero en su primera juventud hizo el Servicio Social falangista, una de cuyas misiones era cuidar a los pobres, siempre dando testimonio periodístico, como ahora, de la buena obra.

En democracia estos gestos caritativos perdieron prestigio. Los gobiernos, las CC.AA., y los ayuntamientos, junto con ONG como Cruz Roja o Cáritas, fueron creando una red asistencial que erradicó el hambre en todo el país. Se construyeron albergues para los sin techo, pero resultó que muchos no quieren someterse a la mínima disciplina de esos lugares. En Madrid, de los 1.905 censados, 764 prefieren dormir en la calle. Desde hace muchos años todos reciben diariamente los alimentos y la asistencia sanitaria que necesitan gracias a la colaboración entre organismos públicos y ONG.

Pero a Podemos le interesa explotar la pobreza, aunque sea voluntaria, para señalar su revolución social. Es la caridad marxiana, de un Marx marciano y, además, falangista.

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