Opinión

Colegiales iguales y distintos

En la lista que un conocido periódico nacional publica todos los años con los cien mejores colegios de España figura desde hace muchos años en el primero o en el segundo puesto el colegio Estudio de Madrid, en el que se ha educado una notable parte de la élite intelectual y política del país, entre ellos, la superministra Nadia Calviño, que si bien nació en A Coruña, a los cuatro años ya asistía a sus aulas. La cantera del Colegio Estudio, que fundaron en los años 40 un grupo de divinas locas (Jimena Menéndez Pidal, Ángeles Gasset y Cuqui García del Diestro), herederas todas ellas de la Institución Libre de Enseñanza y fervientes seguidoras de su avanzado sistema docente mixto, ha ofrecido al panorama nacional legiones de celebridades, mujeres y hombres preclaros en todos los campos del saber, de las ciencias y las letras, y un número casi incontable de ministros, dirigentes políticos, altos cargos de las administraciones, además de artistas, literatos, cineastas, pensadores, líderes de opinión y personalidades de ambos géneros, todas y todos de poderosa influencia.

Nadia Calviño, vicepresidenta económica del Gobierno y uno de sus activos más tenidos en cuenta, se une a los sonoros nombres de sus sagas más fructíferas: los Sebastián, Cabrera, Bustelo, Calvo Sotelo, Maravall, Marías, Pons Sorolla, Varela Ortega, Vázquez de Parga, Pérez Pita, Armiñán… Desgraciadamente, algunos colegiales de Estudio como yo mismo, no hemos alcanzado tan altas cotas y nos hemos tenido que conformar con lo que nos ha sido dado, expresando como medida cautelar que la culpa no es de la institución y su contrastado sistema sino del alumno. La misma enseñanza que yo recibí la recibió la señora Calviño y ya ven ustedes.

De todas formas, y como consuelo, no está mal reflexionar sobre la suerte de ambos. A mí no me ha ido nada mal, y ahí tienen ustedes a una mujer de capacidades extraordinarias y expediente incomparable, tragando los sapos que está tragando. Ninguneada, molida a desprecios, y convertida en un artículo de usar y tirar, que es lo que el presidente Sánchez acostumbra a hacer con sus ministros, sobre todo los pocos que valen. Calviño ha caído con honor, pero, cambiada por cromos con Podemos e independentistas, ella es un despojo lista para los leones. Pues yo no.

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