Opinión

Costumbres civilizadas

Hace unos días, me entretuve viendo una vieja película en la que un oficial del ejército británico es enviado a las colonias de la India para meter en cintura a un rebelde caudillo local decidido a levantarse contra el Imperio. El militar conversa entonces con la hija de uno de sus superiores con un largo periodo de servicio colonial con quien debate sobre la conveniencia o no de civilizar al pueblo hindú. Ella le pregunta si civilizarles le parece tan mal. “¿No es bueno jugar al críquet o tomar el té a las cinco de la tarde?” dice ella. Y el responde. “Es estupendo. Pero en Inglaterra”

Imponer las costumbres propias es un mal endémico de los países colonialistas, y las potencias de toda la vida no han perdido sus hábitos y siguen tratando de convencer a los demás de que lo bueno es lo suyo, una costumbre que en el caso del Reino Unido forma parte de su personalidad a través de los siglos. Quizá no tenga mucho que ver con estos pensamientos, pero en Gibraltar, los policías parecen un chiste. Visten como los de Londres y hablan como Chiquito de la Calzada.

Desgraciadamente, esta afición de imponer criterios a sus colonizados ha adquirido aspectos perversos y con frecuencia muchos de sus intentos han acabado francamente mal como le pasó al eminente doctor Frankenstein con la criatura que le llamaba padre hasta que se dio cuenta que el padre era de pega y entonces se revolvió contra él. Como Luzbel contra Dios –véase al respecto la estatua del Ángel Caído en el Retiro-y así se ido construyendo el mundo del nuevo milenio.

Ayer, el tirano y bandido dictador primer ministro de Siria, el indecente Bashar Al Asad se ha encargado de acusar a la Unión Europea y los Estados Unidos de ser los culpables del éxodo de su pueblo. Por desgracia, esos países a los que Al Asad llama por las buenas terroristas no tienen más remedio que aguantarle y hacerse los sordos ante sus imprecaciones. Le necesitan para frenar a los islamistas radicales. Aunque lo suyo sería meterle en la cárcel y tirar la llave. Pero el tipo se ha venido arriba que dicen los deportivos.

Te puede interesar