Opinión

Una encuesta problemática

El diario “El País”, cuyo comportamiento e ideario se han convertido en un galimatías imposible de comprender para cualquier ciudadano medianamente espabilado, publica en su número correspondiente a ayer una de esas encuestas que realiza su consejería sociológica de cabecera y cuyos resultados tampoco en este caso se aceptan sin los consabidos resquemores que suscita un diario cuyos bandazos son tan profundos y continuados que los lectores difícilmente saben ya a qué carta quedarse. En el asunto doctrinal manda Felipe, y Felipe está igual que sus propuestas ideológicas. Echo un lío que se percibe a poco que se lea uno los editoriales y las informaciones. Lo habitual es que vaya cada cual por su lado.

La muestra de ayer explica con nitidez demoledora que el único partido que sumaría si se produjeran nuevas elecciones sería el PP –aumentaría su porcentaje en casi dos puntos- mientras que el PSOE volvería a perder clientes y cedería un punto largo en relación con la última consulta. Ciudadanos también se deja votos en el camino y Podemos se queda como está. En definitiva, unas terceras elecciones consolidarían a Rajoy y hundirían más aún a Sánchez al que el diario dedica otra cruel e intencionada tira cómica y le considera, muy sutilmente eso es cierto y por enésima vez, un inútil redomado.

Sospecho que si bien el protocolo de un periódico en mitad de la escalera le propone torpedear todo lo que se le ocurra al jefe del Gobierno en funciones aunque sea razonable, su otro yo, muy frágil, necesitado de apoyos y abocado probablemente a agradecer favores, le pide nadar y guardar la ropa como modo de supervivencia. El inestable terreno que pisa le obliga a mantener una dura pugna por conservar sus señas de identidad sin irritar más de la cuenta a varios sectores políticos con los que trata de mantener relaciones aceptables. Se trata de una situación esquizofrénica que le produce un dramático desgaste.

La encuesta, de todos modos, sentencia a Sánchez al que Felipe González ha triturado en sus espacios editoriales y es lícito por ello suponer que la demoscopia no es complaciente con el líder socialista. Cabe incluso pensar que agudiza su fracaso para contribuir de una vez a descabezarlo. Eso sí, en la edición digital, ni palabra.

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