Opinión

Justicia de aquí y de allá

No dudo de que anular por decreto al concepto de justicia universal en vigor hasta ahora para la sociedad española constituya una renuncia sumamente polémica regañada incluso y en buena parte con los códigos morales que nos adornan como país democrático, pero siempre he pensado que el primer peldaño de nuestro ordenamiento jurídico debe ser la atención de las necesidades de los más cercanos, los que pagan sus impuestos y han de ser respaldados con arreglo a Derecho porque así lo determina y confirma nuestra Constitución y ya vendrán luego los demás casos, sumamente respetables y necesarios de tratamiento sin duda pero solo cuando los primeros tengan resuelto el servicio. Mientras se debate si los tribunales de Justicia españoles deben continuar la instrucción de causas que les llevan al exterior, una niña de un municipio llamado La Puebla de Arganzón ubicado en el Condado de Treviño ha fallecido afectada por un brote de varicela y víctima de un episodio caótico que sugiere una desatención médica grave y pide a gritos una investigación judicial. Como casi todo el mundo sabe, el Condado de Treviño es un enclave localizado en la provincia de Álava que sin embargo administrativamente pertenece a la de Burgos, situación que ha creado un largo rosario de problemas a los habitantes de esta zona de España cuyo peculiar tratamiento les produce más sinsabores que ventajas. Este trágico episodio en el que los padres de esta criatura terminaron llevándose a su hija en su propio coche a un hospital de Vitoria ante la amenaza de una progresiva gravedad del estado de la pequeña necesita ser investigado por la Justicia porque genera tantos motivos de sospecha que está demandando a gritos una explicación lógica y una inmediata depuración de responsabilidades. El principio de justicia universal es muy loable pero resulta mucho más lógico empezar por uno mismo y por los muchos ciudadanos nacionales que la solicitan y necesitan que sea aplicada con diligencia y prontitud. Los padres de esta criatura fallecida son hoy seres desesperados e incapaces de entender los meandros de una estúpida burocracia mal regida y descontrolada cuya incompetencia le ha costado el más espantoso sufrimiento. Necesitan que la justicia más cercana y la que sufragan con sus impuestos directos responda ahora para conocer por qué su hijita de tres años ya no está con ellos.

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