Opinión

Las fórmulas de diálogo

En alguno de los espacios que dedican las emisoras de televisión a las alecciones municipales apareció ayer el alcalde de la localidad madrileña de Villanueva de la Cañada, Luis Partida, que lleva ejerciendo ininterrumpidamente el cargo desde 1979. Veterano en mil y una batallas municipales, el primer regidor de un pueblo madrileño de algo más de veinte mil habitantes se lamentaba de lo mucho que ha cambiado el talante y las fórmulas de entendimiento entre los partidos políticos desde que llegó a la alcaldía hace cuarenta años. Hay 47 alcaldes que se presentan a estos comicios con más de 35 años de alcaldía a las espaldas, de los que siete están en Galicia. En Bande, Oimbra, Quintela de Leirado y Ramirás en Ourense, Bielsa y Brión en A Coruña, y Covelo en Pontevedra.

Tiene razón con toda seguridad el alcalde Partida, que  comenzó como alcalde UCD cuando era empleado de una sucursal del Banco de Santander en la localidad. Recuerda que cuando comenzó en esto y durante muchos años, se entendía sin el más mínimo problema con sus rivales políticos y tenía trato e incluso estrecha amistad con los de otros bandos, con los que podía plantear estrategias conjuntas fueran de donde fueran. Esas relaciones afectuosas al margen del debate político, -se lamentaba el veterano alcalde- ya no existen: “entre las redes sociales, la presión de las ejecutivas de nuestro propios partidos, la importancia de los medios de comunicación, y la radicalización de las posturas y los mensajes, no hay manera de llevarse bien”, reflexionaba ante las cámaras. Cuarenta años después, la política se ha ido desvirtuando, y en el ámbito municipal esa desintegración de las reglas que pervivieron mucho tiempo y que trataron de ajustar el debate a su propio ámbito, han desmoronado las posibilidades de desarrollar opciones de consenso que fomenten el entendimiento en favor de los intereses ciudadanos. Supongo que todo puede ir a peor, pero hace ya algún tiempo que esto no funciona.

La presidenta del Congreso va a dilatar todo lo posible su responsabilidad de suspender a los presos preventivos catalanes y lo hace por propia conveniencia. Es una muestra más del campo de juego que nos prepara esta legislatura. La respuesta de la oposición ha sido iniciar un proceso para inhabilitarla a ella  por prevaricación. Y así hasta el infinito. Las que nos espera.

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