Opinión

Las memorias

Cuentan los periódicos que Jordi Pujol se propone reactivar su famoso libro de memorias que abarca un periodo de su vida que transcurre entre 1983 y 2011. El político catalán lo tituló “Los años decisivos”, y parece abrirse la posibilidad de que haya retomado la pluma para redactar un nuevo volumen con el que prolongar sus recuerdos que titularía “Entre el dolor y la esperanza”. El adelanto del libro que reflejan algunas páginas de prensa, revela que el ex presidente de la Generalitat confiesa en este texto que no está preparado para el deshonor y la vergüenza pública, y aquellos que hemos asistido al rocambolesco desarrollo de su  trayectoria, con lo que verdaderamente nos maravillamos es con la endiablada habilidad que ha manifestado para librarse de la cárcel. El último capítulo de las memorias del patriarca de una saga de ladrones de guante blanco en la que todos sus vástagos, su mujer y él mismo por supuesto, han desvalijado las arcas de toda cuanta institución han tenido bajo su égida, es probablemente un intento desesperado para disculpar tantos y tan continuados comportamientos sumidos en la ilegalidad, pero ese no es el motivo más interesante para leerlas. Lo que más interesa a aquellos que llevan años preguntándose cómo un sujeto de esta naturaleza ha conseguido regatear durante tanto tiempo la acción de la justicia es el sistema que ha utilizado para lograrlo. Seguramente servirá para que otros muchos chorizos que lo tienen por ejemplo, aprendan a zafarse y consigan salvar además a los suyos en una misma maniobra. Yo personalmente no leeré esas memorias, pero si lo hiciera, trataría de enterarme del método que siguió para librarse del talego y cómo logró distraer a la opinión pública, a la que consiguió convencer de que quien vaciaba la caja era España.

Pujol no está preparado al parecer para sentir sobre sí mismo el peso de la vergüenza, aunque estoy por convencerme de que semejante grandilocuencia forma parte de la estrategia y no es otra cosa que un truco más. Siete años después de que se descubriera la existencia de una verdadera fortuna depositada en Andorra, Pujol trata de usar sus memorias para obtener la redención. Pues que se las venda a otros.

Los Dalton también era una familia muy bien avenida según cuenta la historia de los más grandes bandidos del lejano Oeste.

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