Opinión

Llega aunque no quieras

Parecía que no iba a llegar y ha llegado como suelen llegar todas las cosas que se temen. Es decir, saltando por encima de la sensación de que no podrían ser posibles. Cuando los humanos sentimos  temor ante un hecho inquietante aunque anunciado, procuramos creer que no se llevará a cabo y, naturalmente, nos engañamos. Obama se ha despedido de la Casa Blanca y, aunque parezca imposible, llega a ella su nuevo huésped es decir, Donald Trump. Los sectores aparentemente más concienciados de la sociedad estadounidense en los que se incluyen habitualmente algunas estrellas de Hollywood han expresado su rechazo a la figura del nuevo presidente. Lo han hecho aprovechando los eventos pródigos en glamour en los que participan y que ofrecen una visión inquietante y contradictoria de los opositores porque se desempeñan en un ámbito de opulencia y fulgor que  otorga a la respuesta una fragilidad evidente  con mucho postureo y un tanto casquivana. Pero esa declaración de principios desgraciadamente algo folclórica y capaz de generar un diálogo en las redes entre Trump y Meryl Streep que carece de solidez y hondura, no distrae la historia principal. Trump ha llegado para quedarse.

Ha participado públicamente al mundo cuáles son las claves en las que espera basar su futura gestión, –y que para  mayor alarma coinciden punto por punto con sus obsesiones- ha constituido su gobierno con personajes que inspiran un temor fundado, ha puesto de manifiesto que hará todo lo contrario de lo que ha hecho su antecesor, y ha repetido que el que no desee seguirle ya sabe dónde tiene la puerta. Le facilitarán la marcha etiquetado además como un mal americano.

Hace relativamente poco tiempo, un agudo comentario periodístico formulado por un sujeto que pudiera ser yo mismo, insistía en que la designación de Trump como presidente de los Estados Unidos había acabado con la costumbre de publicar inocentadas en los periódicos porque no había mayor inocentada que ella. Lo malo es que es verdadera y sospecho que el nuevo huésped del Despacho Oval y su peña de amigotes en los puestos claves de la Administración estadounidense nos van a hacer vivir momentos de mucha inquietud y zozobra, Europa debe construir una respuesta ante este hecho que sea más sólida, constante, eficaz y seria que la de los actores de Hollywood.

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