Opinión

Una de las dos

Como ocurre creo con todos los españoles de buena fe, a mí muchas de las reacciones que adoptan y manifiestan mis conciudadanos tienen la dudosa virtud de dejarme patidifuso si bien Machado se había percatado mucho antes de esta trágica característica que nos adorna y había dejado escrito que al españolito que viene al mundo ha de guardarle Dios porque una de las dos Españas habrá de helarle el corazón. Antonio Machado era un hombre bueno pero triste al que las cosas le pintaron mal desde el principio y al que el destino persiguió sin tregua hasta matarle en un pueblo de Francia mientras su hermano Manolo recibía a Franco con encendidos poemas. Antonio se murió solo, lejos de todo y sin un real y Manolo se arrepintió toda la vida de aquellas odas al invicto cuando ya no quedaba manera alguna de remediarlo. O sea, las dos Españas en su visión más trágica y odiosa como dejó dicho el primero.

A estas alturas de la película, siento como un sonrojo que me sube el pavo al comprobar que la portada de las falleras lesbianas lleva camino de adquirir mayor trascendencia que las Fallas mismas, como si este país nuestro no hubiera evolucionado tanto como pavonea y todavía tuviéramos necesidad de establecer un debate en torno a la vertiente pública de la homosexualidad que debería estar olvidado y superado. No es cierto que así sea y la primera página de una revista con dos mujeres que son pareja real besándose en los labios con los atavíos propios del traje regional de Valencia ha suscitado escándalo y controversia. Como si no hubiera a estas alturas más temas de discusión antes que este beso tierno y sencillo que sale del armario.


España es recurrente y pelmaza cuando se lo propone, defrauda, chirría y aburre a las ovejas como este plasta de Artur Mas que ha decidido circunscribir toda su vida pública –y probablemente también la privada para particular empacho de su señora por muy de la causa que ella sea- al tema de la independencia y lo demás ni le interesa, ni le afecta, ni le preocupa ni seguramente conoce y mira que no habrá asuntos candentes en Cataluña que reclamen la atención de sus gobernantes mucho más que esta patraña atorrante del referéndum del que no hay quien le retire. Seguimos peinando caspa.
 

Te puede interesar