Opinión

Teresa de Jesús

El pasado 28 de marzo se cumplió el V centenario del nacimiento de Teresa Sánchez de Cepeda Dávila y Ahumada en una noble familia de Ávila. La mística castellana y la primera Doctora de la Iglesia Católica.

Teresa de Ávila fue la fundadora de las Carmelitas Descalzas, una mujer que escribió “vivo sin vivir en mí,/ y tan alta vida espero,/ que muero porque no muero”. Emprendió la fundación de las Carmelitas Descalzas con energía singular pese a su precaria salud. Estuvo a punto de ser enjuiciada por la Santa Inquisición, cosa que por otra parte le ocurrió a tantos otros a través de la historia de la Iglesia, incomprendida por los que en vez de servir con el mensaje del maestro, se sirvieron de la Iglesia como Institución, algo que aún sucede en nuestros días.

Teresa no podría poner cárcel a su alma, a su Dios prisionero: “Esta divina prisión/ del amor con que yo vivo /he hecho a dios mi cautivo/ y libre mi corazón/ y causa en mi tal pasión/ ver a Dios mi prisionero/ que muero porque no muero”.

Su obra magna fue la reforma del Carmelo. Sus directores espirituales –que tuvo muchos- le ordenaron, todos, escribir el que será el libro de su vida. Y lo hizo. Y este humilde escribidor desea con estas líneas dejar constancia de su devoción y admiración por quien supo enfrentarse a la Santa Inquisición que estuvo a punto de “quemarla” en la hoguera de la intransigencia. Aquella malhadada institución llevó a la hoguera a quienes, como Santa Teresa, se salían de los cauces “legales” que aún hoy existen en nuestra SantaMadre Iglesia Católica, a pesar de que Francisco va desbrozando tanta hierba mala.

Murió el 4 de octubre de 1582 la gran mística de fe sin horizontes, como su ancha Castilla, con aquella poesía: “Acaba ya de dejarme,/ vida: no me seas molesta;/ porque muriendo ¿qué resta/ sino vivir y gozarme?/ No dejes de consolarme,/ muerte, que así te requiero, que muero porque no muero”.

PD.: El Papa Francisco nos pide que denunciemos la gran masacre que está llevando a cabo el Estado Islámico con los cristianos. Que Occidente y EEUU frenen esta barbarie y que los creyentes recemos, porque ante Dios no hay héroes anónimos. ¿Qué hace la ONU con esta guerra declarada a Occidente?

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