Opinión

La familia, y eso ¿qué es?

Se llama Iván y tiene diez años. Vive con su madre, su padre, al que por cuestiones de trabajo sólo puede ver los fines de semana, y su ’tata’ que lo lleva al cole y lo cuida mientras su madre trabaja. De mayor aún no sabe si será futbolista o científico, pero como todavía no lo tiene claro, por ahora le toca ser alumno. Va a un colegio de monjas en el que está, según él, ’supercontento’. Hace unos días llegó a casa muy preocupado. En el cole, la profe les mandó un ejercicio colectivo, tenían que hacer entre todos una definición de la palabra ’familia’ y la verdad es que no les estaba resultando nada fácil. Cada uno tenía una experiencia distinta y ponerse de acuerdo era complicado. Pero Iván tenía una esperanza y pensó ’la teté me ayudará como hace siempre’. Cuando iba a coger el teléfono para llamarla pensó en lo difícil que le era explicar a la gente quien era la teté. No era su tía, no era su madre, no era su madrina..., pero bueno, él la quería y ella siempre estaba ahí igual que mamá, papá, la tata, los abuelos, los tíos, los padrinos, y a él era lo único que le importaba. Llamó y después de hablar con ella quedaron en que pasaría por su casa a la noche. Estaba impaciente, ¿solucionaría la teté su problema? La teté es mágica, ella siempre le dice que es medio bruja y que puede adivinar lo que necesitan los niños así que no tenía que estar preocupado, ella le aclararía esto de la familia, algo por lo que él nunca se había preguntado. Sabía quienes eran y punto.


Pudo ver la sonrisa de la teté al explicarle su problema, no era una sonrisa normal como las suyas, era distinta, no sabría decir que significaba y eso le sorprendió. La teté le explicó que cualquier definición de familia que cogiesen individualmente de la lista que habían hecho excluiría a alguien y eso no era bueno. Hay que incluir, no excluir; sumar, nunca restar, y si multiplicas ya es la repanocha, siempre le dice la teté. Por eso, para que se aclararan, la solución que les dio fue hacer una lista entre todos desde su propia experiencia de las cosas que tiene su familia para ser una familia y luego escribir la definición a partir de esas cosas. ¡Qué rollo!, esta vez la teté le dio más trabajo del que tenía en un principio, porque ahora cada uno debía contar a los demás cómo era su familia. ’Eso os enriquecerá’, le dijo la teté antes de marchar.


Sus compañeros aceptaron la idea, ¡que remedio!, se acercaba el día señalado por la profe y no se ponían de acuerdo. Le pidieron a la profe la hora de tutoría, se sentaron en círculo en el suelo y cada uno fue contando cómo era su familia. Iván se sorprendió, estaban juntos desde los tres años y sin embargo había cosas de otros niños que no sabía. Así supo que Luis vivía con Andrés y Luisa en acogimiento familiar. Él nunca había oído esa expresión. Luis sigue viendo a sus padres, pero no puede vivir con ellos. Los ve cada veinte días y los quiere mucho, pero sabe que ahora tiene dos familias y está contento porque tiene amor y seguridad. Sara, otra niña de su clase, vive con su madre. Sus padres se separaron, cuando ella tenía siete años. Está con su padre y Carme algunos fines de semana y durante las vacaciones. Como su madre trabaja, algunas veces, cuando la abuela no puede, su padre va a buscarla al cole y la lleva a clase de inglés. Sara está contenta. Su padre, su madre y sus dos abuelas, son su familia. ¡Ah!, a Sara le pasa lo mismo que a Iván con la teté, no le resulta fácil explicar a la gente quien es Carme, vive con su padre y aunque no es ni su madre, ni su tía, ni su madrina, ella sabe que la quiere y que cuando está con ella y con su padre está bien.


Iván estaba sorprendido, nunca le había preguntado a Marta quien era el señor que la iba a buscar al cole por las tardes todos los días. Sabía que se llamaba Fernando y que un día les había comprado chuches en la tienda de la esquina a él y a Manolo. Pensó que era su padre y además le parecía majísimo porque hacía como la teté, conocía todos los cromos que venían con las chuches. Pero no, ahora sabía que no era su padre. Sus padres estaban separados y Fernando vivía ahora con ellas y muchas veces le ayudaba con los deberes de mates, que a ella no le gustan nada y a estudiar coñe, que es dificilísimo. Ella estaba contenta porque su madre había estado muy triste y ahora era feliz. Incluso la abuela lo decía. Ahora su familia eran su padre, que vive en otra ciudad pero con el que está algunos fines de semana y en vacaciones, su madre y Fernando. Bueno, y la abuela aunque sea una pesada.


Brais no conoció a su padre. Se fue cuando él era un bebé y sus padres nunca se casaron. Ahora Brais vive con su madre y su tía Mónica. Como su madre es enfermera, cuando le toca hacer turno de tarde o de noche entre su tía y la señora Rosa, su vecina que vive sola lo cuidan. Siempre le encantó quedar con la señora Rosa porque le cuenta cuentos e historias de cuando vivía su marido y viajaban mucho. La señora Rosa tiene un hijo que vive en Madrid que nunca viene a visitarla, por eso siempre les dice que ella y su madre son su familia.


Uno tras otro fueron contando sus experiencias de familia y como les había sugerido la teté hicieron una lista con las cosas que tenían sus familias para ser eso, familias, las cosas que les unían, no las que los separaban y descubrieron que detrás de una palabra pueden estar escondidas otras mucho más importantes. Palabras como amor, seguridad, bienestar, respeto, ayuda, generosidad, protección, diálogo, tolerancia... Descubrieron que la familia o las familias no son más que el lugar en el que nos dieron amor, aprendimos a amar y somos capaces de ofrecerlo.


Cuando terminaron de exponer su trabajo, la profe les leyó lo siguiente: ’Y mirando a los que estaban sentados alrededor de él dijo: Aquí están mi madre y mis hermanos, porque todo aquél que me ama, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre’ (Jesús de Nazaret).



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