Opinión

La historia de Lollapalooza Tour: retrato documental de toda una generación

Lollapalooza Fest.
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Una excepción, una isla en medio del océano, un evento inequívocamente característico del rock de los 90

Es indudable que el inicio de la década de los 90 de finales del siglo XX marcó para el mundo del rock un antes y un después infinitamente superior a lo que significó el cambio de decenio en los años 70 y los 80. Aquella nueva generación que derribó de un portazo el estabilishment de la industria del rock, sin duda haciendo menos ruido que el que se hizo en el estallido del punk rock de 1977, pero hundiendo con más profundidad el cuchillo y tal vez sin que existiera una voluntad claramente deliberada detrás, provocando un cambio infinitamente mayor del que nadie esperaba.

Pearl Jam, Alice In Chains, Faith No More, Soundgarden y muy especialmente Nirvana fueron los nombres claves de aquel cambio, los protagonistas de aquella revolucionaria transformación que paradójicamente, al convertirles en estrellas del mainstream de la noche a la mañana, acabó con ellos y con gran parte del potencial que tenían y que podrían haber desarrollado dentro de una progresión musical y vivencial mucho más lógica y evolutiva si la MTV no les hubiera situado en una suerte de universo distópico y desquiciado precedente claro de ese metaverso al que parece condenada la humanidad.

Pero hubo una excepción, una isla en medio del océano, un evento inequívocamente característico de todo lo que fue el rock de los años 90 que en cierta medida escapó de aquel marasmo y mantuvo unas señas de identidad que le proporcionaban dentro de su marchamo generacional una personalidad propia así como una cierta continuidad con lo que habían sido los festivales del rock de los años 60, 70 y 80 en su espíritu original: El Lollapalooza Tour, un festival itinerante, concebido a modo de circo musical en gira, con conciertos, los primeros food-trucks –algo que hoy por hoy se ha convertido en toda una industria de la comida basura- shows circenses, fórums de organizaciones no gubernamentales, mercadillos, espectáculos de artes escénicas alternativas… una feria cuyo modelo en cierto grado se inspiró en festivales como los WOMAD de Peter Gabriel y que se aplicaría en otros festivales de verano como los de Glastonbury en Inglaterra o aquí en España, en los Espárrago Rock, Doctor Music Festival o Derrame Rock de Astúries.

El nuevo documental sobre el Lollapalooza Tour que se ha estrenado en uno de los festivales de cine independiente de más prestigio y renombre del panorama de la cultura internacional actual, el Sundance Film Festival, “Lolla: The Story of Lollapalooza” explora los orígenes y el impacto cultural del icónico festival de música de los 90, a mi juicio y tras un primer visionado completo, con una visión objetiva de lo que representó el fenómeno y unas conclusiones acertadas acerca de lo que aportó a esa nueva cultura que el rock incorporó en la década de los 90 a su background, estableciendo al mismo tiempo una serie de paralelismos a veces evidentes, – a mi juicio en otras ocasiones no tanto- entre la Generación X de los años 90 y la Generación Z actual según el director de la cinta Michael John Warren y el cofundador de Lollapalooza y líder de Jane’s Addiction, Perry Farrell.

“Lo único que realmente me llamó la atención al hacer fue ver como se pudo reflejar en cierta medida lo que sucede en la actualidad”, dijo Warren en la conferencia de prensa en Sundance presentando ‘Lolla: The Story of Lollapalooza’. “Cuando éramos adolescentes estábamos enfurecidos y abiertamente contra el sistema por la degradación del medio ambiente, la brutalidad policial y lo que estaba pasando en la Corte Suprema. Muchas cosas han cambiado, pero también siguen igual”.

Warren contó cómo un grupo de espectadores de la Generación Z se le acercó después de la proyección y le dijo hasta qué punto se identificaban con los temas abordados en la película. “Este no es sólo un viaje nostálgico a los tiempos de la Generación X”, dijo Warren. “Hay muchas cosas aquí que hablan de la cultura juvenil a lo largo de 30 años y siento que, como miembro de eso que se llamó la Generación X, estoy realmente conectado con lo que la Generación Z está sintiendo, lo que les está pasando o lo que les está a punto de pasar”.

Perry Farrell se hizo eco de cómo los jóvenes de hoy enfrentan luchas similares en condiciones más complejas. “Ahora se enfrentan a un desafío de la misma manera en la que mi generación se enfrentó a los desafíos que teníamos enfrente, pero en estos momentos tienen que bregar con todo esto de las redes sociales que está causando verdaderos estragos. Sentí que había llegado el momento de contar nuestra historia a través de eventos como el Lollapalooza, porque si lo hacemos y explicamos de donde venimos, como mínimo tendremos el respeto de la próxima generación. Quienes vean este documental, verán conciertos de rock magníficos, pero también verán como nos enfrentamos al sistema al que nos tocó combatir a través de un festival itinerante que promovió toda clase de manifestaciones artísticas y de activismo contracultural. Realmente espero que la Generación Z analice lo que hicimos la Generación X y aprenda algunas lecciones de ello. Lo que hicimos bien y lo que hicimos mal”, añadió Warren. “Ojalá eso les ayude a encontrar un camino a seguir”.

Al comienzo del primer episodio –el documental está estructurado en tres piezas- Perry Farrell de Jane’s Addiction se sienta en medio de una habitación rodeada por un paisaje desértico proyectado en croma haciendo un recorrido retrospectivo de la creación y el impacto de Lollapalooza, mientras bebe varios tragos de vino. El festival Lollapalooza se concibió en un primer momento como el tour de despedida de Jane’s Addiction, pero alcanzó tal repercusión que se convirtió en una gira itinerante que estableció un modelo que no tardarían en seguir más tarde por ejemplo, el Ozzfest en el mundo del heavy metal.

A lo largo de los tres episodios se muestran entrevistas con los diferentes miembros de la banda, imágenes del festival y de toda la trastienda que había detrás, el activismo social antes del acceso a Internet, la juventud americana más rebelde y el acceso ilimitado a las drogas y el alcohol.

Red Hot Chili Peppers, Living Colour, Siouxsie and The Banshees y Body Count son alguna de las bandas que se pueden ver en directo, así como el famoso show en Chicago de Ice-T de con Perry Farrell y sus Jane’s Addiction cantando “Don’t Call Me N*gger, Whitey” de Sly & The Family Stone. Un documento esencialmente objetivo, sincero, que refleja quizá matices más o menos discutibles lo que significó durante la primera mitad de los 90 el Lollapalooza Tour, que si bien nunca cuajó ni tuvo oportunidad alguna de llegar a hacerse en Europa, a día de hoy es imprescindible conocer para entender como se produjo parte de la evolución del rock en Estados Unidos en los años 90.

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