Opinión

Ni tantos millones ni tanto hormigón para el Barbaña

Nos temíamos que algo así iba a pasar. Los que frecuentamos para caminar las orillas del Barbaña, viendo el abandono y deterioro que sufren desde hace unos años, nos temíamos que algo así iba a pasar. Y ya pasó. Está pasando. El atractivo de este paseo estaba en su proximidad a varios puntos de la ciudad, en que es soleado en invierno y sombrío en verano, su extensión permite rodearlo las veces que quieras, está rodeado de huertas más o menos cuidadas a ambos lados y, lo mejor de todo, puedes pisar tierra, algo que todo caminante sabe apreciar por lo que supone de descanso para los pies. Últimamente las hojas caídas de los árboles, sin barrer durante más de dos años, se hacían peligrosas y resbaladizas los días de lluvia, sobre todo en las pasarelas que unen ambas márgenes del río.

Solo necesitaba un buen drenaje para evitar los destrozos del agua, una limpieza de cuando en vez, una manita de pintura a las barandillas de las pasarelas, hacerle un mimo a los árboles con podas o lo que necesitaran, segar de vez en cuando las cunetas y poco más. Pues no.

Caminantes, despedios de pisar tierra, lo previsto es cubrirla con una gran capa de hormigón, tan agradable él de pisar… De limpiar el río no se habla y mucho me temo que se les ocurra ajardinar los márgenes con muchas florecitas, para uso y disfrute de los perros que las mearan con placer.

Era una senda bien pensada a mitad de camino entre lo rural y lo urbano, y solo necesitaba un poco de atención. No hacían falta tantos millones ni tanto hormigón. Son una maldición estos políticos y los “técnicos” que los acompañan, que olvidando sus orígenes rurales se empeñan en amueblar, “humanizar” y despreciar la naturaleza. Son ostentosos, pretenciosos y vanidosos metiendo la mano y el pie en lo que está bien hecho, destrozando todo lo anterior a ellos en nombre de una falsa modernización y humanización que solo esconde, frivolidad, ignorancia y estupidez. ¡Qué cruz!

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