Soy propietaria de una vivienda en el casco antiguo, hoy en pleno corazon del botellón, y desde este fin de semana y los siguientes lo pongo a disposición de la Corporación Municipal para que “ lo disfruten” y se les pasen las dudas sobre qué hacer con el botellón. Unos por pusilánimes (los del poder) y otros por no se sabe qué extrañas dudas que los corroen (los de la oposición) no toman decisiones. Lo unico real aquí es que hay unos ciudadanos que quieren, tienen, necesidad y derecho a dormir, un derecho que, creo yo, debería de estar por encima del derecho a divertirse. Eso es lo único que debe importarles a los señores concejales: el bienestar de los vecinos.
Un grupo de ourensanos, entre ellos varios jóvenes, creímos en la intencion municipal de recuperar el casco antiguo e invertimos allí. Ahora se están cronstruyendo hoteles en la zona, y me gustará saber qué hacen cuando los clientes comiencen a quejarse del ruido.
Conste que el invento del botellón, de entrada, no me parece mal: los jóvenes están al aire libre, pueden relacionarse y ligar, hablan, consumen barato y lo pasan bien, siempre que no se pasen. El problema es el lugar elegido y eso es lo que tienen que solucionar los políticos, sin esperar a consensos ni otras chorradas.
Por eso, les cedo mi pisito (de uno en uno porque no mide más de 40 metros) para que después de una deliciosa, ruidosa y animada noche, se les aclaren las ideas, se les pase el miedo a decidir que los tiene paralizados y dejen de decir tonterías como que no es urgente el derecho de los vecinos a dormir. Se abre la lista de solicitudes. Pueden empezar a apuntarse. Verán que bien.
