Opinión

La vía gallega de Noriega y mi frustrada comida con él

Era el año 1989. Me encontraba en Panamá para cubrir para la Región Internacional las elecciones generales que afectaban a la importante colonia española, principalmente ourensana residente allí, entre ellos Ildefonso Riande, natural de Boborás, amigo y socio de Noriega en varios negocios, como el cultivo del camarón y la propiedad de varios hoteles dentro y fuera del país. Riande me invitó a comer con Noriega pero la víspera de nuestra cita, los acontecimientos se precipitaron y ambos desaparecieron y con ellos mi posibilidad de conocer al discutidísimo Noriega. 

Ese mismo años los norteamericanos invadieron Panamá y Noriega, junto con su jefe de seguridad, Asunción Gaitán, busco refugio en la Nunciatura que regentaba monseñor Laboa, español y famoso en los circulos eclesiásticos por sus dotes diplomáticas y políticas. Los americanos rodearon la Nunciatura en la que Noriega compartía refugio con algunos etarras, y allí estuvo durante diez días, atormentado por una molestísima música que los americanos emitían por potentes altavoces como tortura. Al final Noriega se entregó pero su jefe de seguridad se quedó en el refugio vaticano negándose a entregarse a los americanos. Allí lo entreviste un año después, durante varias horas, con el beneplácito de Monseñor que no pegaba puntada sin hilo. 

Gaitán me contó algo que los americanos ignoraban; donde pasó Noriega las horas que transcurrieron desde la invasión hasta su entrega, y como llegó a la Nunciatura. Se decía que se había refugiado en casa de su nodriza y con una prostituta amiga. Gaitán lo negaba. Su mujer-de origen gallego- y sus hijas se refugiaron en la embajada cubana. Noriega se dispersó por distintos refugios subterráneos  y “casas de seguridad”. Pero la presión americana se hizo muy fuerte y Gaitán se llevó a Noriega a la Nunciatura donde poco a poco lo fue convenciendo -a petición del nuncio, cada día mas presionado por la opinión internacional- de que lo mas digno era entregarse a los americanos. “El general -contaba Gaitan- tuvo un fuerte descontrol emotivo y confuso sobre qué decidir. Sus abogados le prometían que saldría bien en el juicio . Como militar me reservo mi opinión sobre su decisión y sería miserable por mi parte juzgarlo por tomar la decisión de vivir”. Gaitán confesaba en la entrevista que prefería morir a entregarse. No fue necesario. Un buen día y pese al cerco militar norteamericano, Gaitan se fugo oficialmente de la Nunciatura y el Nuncio se quitó de encima una situación de difícil salida .

Noriega estaba casado con Felicidad Sieiro ,cuyo padre procedía de la aldea pontevedresa de Vilariño, a 5 kilómetros de Soutelo de Montes, a donde viajaban con cierta frecuencia . Dos de sus hermanos, gracias al matrimonio de su hermana con Noriega, ocuparon cargos importantes en el Gobierno de su cuñado. 

Te puede interesar