Opinión

Escapes peligrosos

Queridísimos lectores: les ruego que a mí no me digan nada. Yo solamente comento una noticia que me llega y que me llena de estupor, supongo que al igual que a ustedes. Es que no me lo puedo creer. Pero sí. La noticia me la transmite una fuente fiable, por lo que yo no dudo de su veracidad, pero la busco. En todos los sitios suceden cosas raras, pero esta tiene unas connotaciones que dan mucho que pensar y puede que Japón en este caso concreto se lleve la palma. Todos los países editan folletos en los que ponen de relieve las maravillas que los visitantes pueden admirar a lo largo y ancho de su territorio, y los visitantes a su vez, responden a la llamada y admiran. Y no pasa nada, salvo que algún descerebrado ponga su nombre, que es como poner cero, en la pared de algún monumento merecedor de respeto.

Pero la Organización de Turismo de Hokkaido, no dice nada sobre esto último, pero sí advierte a quien corresponda, de algo que parece ser mucho más peligroso y ofensivo para la población flotante o fija. Y ustedes se preguntarán, pero ¿qué es? Pues, señores, la OTH instruye al visitante sobre las disciplinas que éste debe observar en su recorrido turístico, indicando las duchas y los baños públicos para quien los pueda necesitar por comodidad o urgencia. Algo que puede suceder en cualquier tiempo y lugar sin que resulte extraño, ni presente alarma alguna más que la que afecta al interesado. Pero la cosa no queda ahí, sino que las normas dictadas se meten en honduras tan profundas como las de indicar expresamente la conveniencia de evitar flatulencias o eructos que puedan molestar a los demás.

Y uno se pregunta, pero, ¿cómo será la cosa allí? ¿Tanto escape de gas hay? ¿La gente no conoce la contención? ¿El turista va allí a desahogarse con impunidad? ¿Será debido a eso y no a causas más graves y dramáticas que los japoneses lleven mascarillas por la calle? Pues algo así debe de pasar, puesto que no es el primer guía que se atufa y se abochorna por el mal comportamiento de algunos forasteros que dejan mal a su especie. Suponemos que estas normas de urbanidad y solidaridad con los compañeros de viaje, serán acogidas con arrepentimiento y propósito de la enmienda. El folleto va dirigido a visitantes de determinadas nacionalidades en la que no figura la nuestra. Así que tranquilos. Quedamos fuera de sospecha.

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