Opinión

Premios Arenteira

No muere el recuerdo de los hombres de bien. Me refiero a aquellos que en vida hicieron su trabajo y lo hicieron atinadamente mirando desde su circunstancia el bienestar colectivo. Y también me refiero a la generosidad de aquellos que en vida o ausencia no olvidan y resaltan los méritos de los que ya no están. Son ya muchos los recuerdos y homenajes que desde diversos organismos e instituciones se le han otorgado a la figura de Luis Rodríguez Míguez, tristemente fallecido, al margen de los que recibió en vida. Rodríguez Míguez fue un hombre afortunado en la cercanía de compañeros, amigos, alumnos y colaboradores, (utilizo el genérico). Con ellos, en un trabajo intenso y continuado donde fuera que estuviere, ya como jefe provincial de Sanidad, por oposición, ya como profesor universitario, docencia que siempre ejerció tanto en Santiago de Compostela, como en Ourense, enriqueció su vida y trató de elevar el nivel cultural y sanitario de su tierra. No en vano recibió la Medalla de Oro de Carballiño, lugar tan querido por él, la Medalla de Oro de la Universidad de Vigo y la Medalla de Oro de la Asociación de Balnearios de Galicia, esta última como pionero y defensor a ultranza del termalismo en Ourense, tema al que consagró gran parte de su vida mereciendo el calificativo de “el hombre que despertó a las aguas”.

Su actuación constante en este cometido mereció la creación del sillón de termalismo en la Real Academia de Medicina de Galicia que ocupó hasta su fallecimiento por derecho propio, al margen de otros reconocimientos. El pasado viernes 25 recibió a título póstumo el recuerdo y el cariño de Carballiño, tal y como se dijo su segunda patria y su segunda casa, con una placa grabada con todo lo que significa el preciado galardón “A Arenteira” y la dedicatoria que reza: “Unha vida dedicada ó termalismo, á saude, os amigos…”. Asímismo fueron galardonados con los premios Arenteira, Pablo Rodríguez Oitaben, y José Carballeda Pérez, por sus grandes, continuados y denodados trabajos en la recuperación del medio ambiente, y la promoción del deporte, respectivamente. Quede el agradecimiento sincero a José Luis Sobrado, Manuel Uriel Bernárdez y Centro de Estudios Chamoso Lamas, la organización de estos premios, entregados en una magnifica gala con todo su significado e importancia en el Hotel Arenteiro. 

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