Hay que mirar la vida con humor, pero vivirla con seriedad. Todo puede parecer una broma, o no, pero la existencia es mucho más que pasar del día a día en juegos lúdicos, que tal vez se tornen en siniestros. Hay costumbres que vienen y van con demasiada rapidez y que se asumen con una alegría que limita vislumbrar los sinsabores que pueden producir. Y lo más extraño es que muchos de esos juegos, entretenimientos o aficiones, pueden ser aquellos que son considerados de más confianza. Bueno, tampoco es así del todo, porque los hay que es recomendable pensárselo dos veces antes de ejercitarlos. Son para los valientes, los osados, o los que buscan emociones fuertes. Pero, nos preguntamos: ¿son tan peligrosos?
Pues al parecer, sí, si se llevan a cabo con demasiada ligereza, y sin medir las consecuencias de sus prácticas. A estos hábitos que tanto gustan, se unen los selfies. ¿Cuántas víctimas provocan? A eso vamos. Según Priceonomics, cada día la gente se hace alrededor de un millón de autoretratos. Las estadísticas señalan que en Instagram, hay unos 50 millones de fotos con la etiqueta “selfie”, y que el término se menciona cada semana 365.000 en posts de Facebook, y 159.000 en tuits. Pero, ¿qué pasa con el peligro?
Todo ello parece tan inocente… Parece. Sin embargo, la cosa ha tomado tanta importancia que investigadores asociados con el All India Institute of Medical Sciences de Nueva Delhi, han realizado un estudio sobre las muertes debidas al afán de hacerse esta clase de fotografías. El estudio, que ha sido publicado por el Journal of Family Medicine and Primary Care, ha dado como resultado que más de 250 personas mueren en el mundo, cada año, por esta moda a la que se han sumado infinidad de aficionados. Muchos de ellos con el consabido palito. Este trabajo científico señala que la principal causa de las muertes es por asfixia, incidentes en medios de transporte, caídas grandes y acercarse al borde de determinadas alturas. Asegura Agam Bansal, principal autor de la investigación, que estos sucesos representan hoy un problema importante para la salud pública.
Llegados a este punto, hay que reconocer que las aplicaciones tecnológicas que llevan, por ejemplo, los móviles, lograron que todo el mundo pueda hacerlo todo. No se precisa de nadie más. Tristemente, ya es posible fotografiar hasta la propia muerte.
