Opinión

Mejor sentados

Espérame sentado, comentaba Aloysius cuando no tenía la más mínima intención de complacer las reclamaciones que le hacían. Sentada esperaba también una amiga, con la vana esperanza de que el maltratador con el que convivía cambiase algún día. ¿Tú meas de pie, no?: ¡pues entonces a callar! Aquel proyecto de Currupipi presumía de vestirse por los pies, un prójimo respetuoso con los valores tradicionales masculinos, como el honor y la dignidad. ¡El muy honorable! Como si las mujeres, por el mero hecho de serlo, no pueden orinar de pie. 

Pero la naturaleza es sabia y espero que los palos del sombrajo machirulo se le empiecen a mover a semejante espécimen. Veréis cuando se entere de las investigaciones desarrolladas en el Departamento de Urología del Hospital Universitario de Leiden, en los Países Bajos, recomendando a los varones los beneficios del mear sentado. A estos expertos se ha unido también el prestigioso cirujano y urólogo Dr. Gerald Collins, del Hospital Alexandra de Cheshire, en el Reino Unido. 

Optar por orinar sentado aporta diversas ventajas, que van desde la comodidad a la higiene, pasando por la propia salud masculina. Tal vez estas recomendaciones vayan calando progresivamente, pero por el momento el 33% de los británicos entrevistados al respecto jamás considerarían esta posibilidad, frente el 9% de sus compatriotas que habitualmente se sienta en el retrete para orinar.

 Si viajamos a otros países como México, por ejemplo, esta disposición continúa alejada de la realidad: solo el 6% de los mexicanos se sienta siempre para aliviarse la vejiga, mientras el 36% rechaza de plano dicha opción. Las diferencias culturales son importantes, pues ante el 40% de los alemanes que afirma orinar siempre sentado, se sitúan el 10% de los estadounidenses y el 5% de los singapurenses. Porque la idea de mear de pie está profundamente arraigada entre la masculinidad. 

En las diferentes encuestas, las reticencias aumentan todavía más entre los hombres mayores. Seguramente, en su lejana infancia, algunos de estos caballeros competían con sus amigos para ver quién era capaz de mear más lejos. Campeones del chorrillo en inefables concursos de Manneken Pis. Existen razones saludables: orinar sentado es más eficaz, porque la musculatura pélvica se encuentra más relajada, facilitando el vaciamiento vesical. Y resulta más beneficioso cuanto mayor es el individuo, sobre todo si padece una hiperplasia benigna de próstata, que puede obstruir la uretra y dificultar la micción. Asimismo, razones higiénicas: mear de pie genera salpicaduras que exigen limpiezas adicionales de retretes y urinarios. 

El equipo investigador del profesor Tadd Truscott, experto estadounidense en ingeniería mecánica, demostró que el chorro urinario recién expulsado por la uretra comienza romperse en gotas a partir de los 5-10 centímetros de distancia. A su vez estas chocan entre sí para generar diminutas gotitas satélites, capaces de salpicar a mayor distancia, sobre todo al impactar contra el agua del inodoro. Se han llegado a detectar bacterias urinarias, como el Escherichia coli, incluso en los cepillos de dientes sobre el lavabo del cuarto de baño. Imitemos a los japoneses: en 2020 el 70% de sus varones orinaban sentados. En 2015 lo hacían solamente el 50%. Los hábitos pueden cambiarse. Por salud e higiene.

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