Opinión

CON GANAS

Ya ha pasado la Navidad y el nuevo año se asoma a la vuelta de la esquina. Y, mientras apuramos las últimas páginas del calendario, nos disponemos a estrenar otro de esos que en estas fechas nos regalan en tantos lugares. Por delante tendremos 365 días que vendrán cargados de experiencias, nuevos retos y, a buen seguro, no pocas oportunidades. Y es que, aunque no corran los mejores tiempos y aunque muchas veces pinten bastos, es importante afrontar el 2013 con ganas. Muchas o pocas, según podamos, pero con ganas. Entre otros motivos porque eso, a la larga, siempre se nota.


Ganas son, por ejemplo, las de mi buen amigo Carlos que, a pesar de ser un hombre ocupado y de pasarse media vida a bordo de un avión, nunca deja de felicitar a los suyos cuando la ocasión es propicia. Lo mismo da que esa ocasión sea un cumpleaños, un santo o, cómo no, la celebración de la Navidad? Carlos no desaprovecha ninguna circunstancia para escribirnos a los amigos, interesarse por nosotros y, ya de paso, contarnos algo de su vida y de las ganas con que la afronta.


Y eso ha hecho, sin ir más lejos, estos días con una felicitación que ha venido acompañada de una feliz noticia y de una de sus amables reflexiones: Carlos espera un hijo para mediados del próximo verano. Y, a pesar de su juventud, no será el primero, ni el segundo? Será, pásmense ustedes si quieren, el sexto. Y él, que siempre ha sido muy consciente de las responsabilidades que comporta la paternidad, asume la llegada de su retoño con una sonrisa y con la ilusión que lo caracteriza. Tanta que, como ha escrito en su blog, hará todo lo posible para que su hijo y los que nazcan en 2013, se encuentren un mundo mucho mejor que el que tenemos ahora.


Y es que, como también sostiene Carlos, coach de éxito y conferenciante solicitado en las dos orillas del Atlántico, no podemos esperar a que sean nuestros gobernantes los que soluciones nuestros problemas; debemos ser nosotros los que aportemos nuestro granito de arena para salir de este pozo, oscuro y triste, en el que se ha precipitado el mundo. Es nuestra responsabilidad y, con toda probabilidad, será nuestro éxito. No podemos esperar mucho de los demás ?no tenemos por qué-, pero sí podemos hacer mucho: por ellos y por nosotros mismos. Y, por descontado, por los que, como el hijo de Carlos, están por llegar. Por eso 2013 puede ser un gran año. Al menos, podemos intentarlo.

Te puede interesar