Opinión

¿Pero será la recta final?

Recta final -esperemos- hacia el domingo 26. Alguien debe de poseer el gran secreto, pero se lo calla. El secreto sobre lo que harán los partidos a la hora de la administración de los resultados. Por más vueltas que le demos, y a la vista de todas las encuestas últimas, se diría que no hay más fórmula que el pacto Podemos-PSOE. Si los socialistas repitieran su negativa al pacto con Pablo Iglesias, adiós al partido del otro Pablo de hace 137 años, si he contado bien. Pero si Sánchez pacta con Pablo, a lo mejor también el PSOE se va al garete, pero por rebelión de sus mareas internas. De modo que los socialistas lo tienen excesivamente difícil y los responsables del partido parecen confiar solo en un milagro del cielo. Pero qué habrán hecho estos insensatos para merecer esto y meterse en ese callejón sin aparente salida. Yo digo que a lo mejor aquel incomprensible y quizá ridículo acuerdo con Ciudadanos, sobre el que tengo muchas horas de reflexión y especulación, con el único resultado de alucinación. Lo siento, a lo mejor es que no doy más de mí o a lo peor es que quienes no dan más de sí son los que decidieron semejante cosa.

Y nada digamos si la suma de diputados de Unidos Podemos y el PSOE da mayoría absoluta o casi. ¿Entraría Pedro en la famosa gran coalición con el PP o le dejaría gobernar absteniéndose? Es que no me cabe en la cabeza, pero es que mi cabeza a lo mejor es muy pequeña. Los barones y la baronesa están haciendo y diciendo cosas que pueden hacernos temer lo peor. Quiera el Dios de los cielos que estas ocurrencias mías sean solo un producto de imaginación calenturienta, que todo podría ser. Lo que ocurre es que yo no he notado nada en ese sentido... Si es sincera esa expresada decisión de los partidos de no permitir una nueva repetición de elecciones, entonces ya me contarán. Pero exigirles que nos digan lo que van a hacer sin que se hayan producido las votaciones del día 26 sería y es una exigencia imposible y yo desde luego lo entiendo. Lo que no entiendo es toda esa sarta de majaderías, improperios y discursitos insensatos que los partidos nos obsequian un día sí y otro también. Y pensar que hubo un momento en que yo me creí que a nadie se le podría ocurrir repetir el fiasco de la minilegislatura fallida tras el 20-D. En seguida vamos a verlo, mis queridos amigos.

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