El relato que paso a contarles me bulle hace días en la mente. Tiene y no tiene que ver con la tragedia que motivó el hundimiento del 'Titanic', ocurrido en la noche del 14 al 15 de abril de 1912, hace por tanto más de cien años. Aclaro (aunque es obvio que lo haga), que cualquier parecido es mera casualidad.
Una noche de niebla, en el mar, el capitán de un barco vio lo que le pareció que era la luz de otro barco. Hizo que se enviase inmediatamente un mensaje por señales luminosas, con el siguiente texto:
-Cambie el rumbo de su navío diez grados al sur.
La respuesta que recibió decía:
-Será mejor que lo cambie usted.
El marino insistió.
-Soy capitán y le ordeno, le exijo que cambie su rumbo diez grados al sur. Hágalo sin más dilación.
A lo que respondió el otro:
-Soy marino de primera clase. Cambie usted su rumbo diez grados al norte. Y no se lo ordeno, ni tampoco se lo exijo, me limito a recomendárselo.
Lo anterior enfureció de verdad al capitán que replicó:
-Este es un barco de guerra. ¡Cambie su rumbo diez grados al sur!
La respuesta fue inmediata:
-¡Y este un faro. Cambie su rumbo diez grados al norte!
