No hay quien les pare. Mejor dicho, hay quienes pretenden parar a los independentistas catalanes, PP y Ciudadanos, pero no encuentran aliados suficientemente sólidos como parar bloquear a la CUP, ERC, DiL y otros partidos en su camino por la escisión.
El PSC se posicionó claramente en contra hace años, y eso supuso una escisión interna y debilidad manifiesta. Sus actuales dirigentes ya no son tan sólidos en la defensa de la Constitución. Iceta aboga por el derecho de los catalanes a expresarse en las urnas y se indigna cuando le espetan que esa posición significa aceptar la independencia.
Pues, aunque se indigne, es exactamente lo que significa, porque quiere decir que aceptaría el resultado de las urnas incluso en el caso de que fuera que Cataluña dejaría de formar parte de España y se impusiera la estelada como bandera del nuevo Estado.
Una de las razones por la que el Psoe está como está es precisamente por su ambigüedad ante el hecho catalán. Al independentismo no le dio alas el PP de Rajoy al presentar un recurso de inconstitucionalidad del nuevo Estatut, como dicen algunos; las alas se las dio Zapatero cuando abogó por un nuevo Estatut y no puso pie en pared cuando el texto se fue de las manos y recogió todo aquello que los independentistas querían. Rubalcaba y Perales recortaron todo lo que pudieron, pero no fue suficiente. Y estamos ahora como estamos, con un gobierno independentista, apoyado por una formación radical independentista, un PSC que pierde votos a chorros por su ambigüedad, y un PP que también pierde votos a chorros porque ni acertó en la forma de hacer política en ese escenario tan convulso ni probablemente acertó con sus dirigentes. Así las cosas, no puede extrañar el éxito rotundo de Ciudadanos en las elecciones autonómicos, y que hoy se haya convertido en la principal fuerza de la oposición.
Puigdemont hizo un intento hipócrita de retrasar las fechas del proceso independentista, pero no ha colado. La CUP, que le facilitó el acceso al gobierno, le ha puesto contra las cuerdas y amenaza con mantener la enmienda a la totalidad a los presupuestos, que se debaten esta semana. El presidente de la Generalitat ha dado marcha atrás de inmediato y ha advertido que cumplirá el calendario radio previsto y en un año Cataluña será independiente.
Toda España sigue en vilo las incidencias de las nuevas elecciones generales. Además de otras consideraciones, serán decisivas para parar los pies, o no, a Puigdemont, Junqueras, la CUP, la alcaldesa Colau que ampara a independentistas e insumisos, Artur Mas y otros dirigentes políticos y sociales que aprovechan la debilidad institucionalidad actual para dar pasos hacia la escisión.
Mientras algunos reflexionan sobre cómo plantar cara a Puigdemont y la CUP, Puigdemont y la CUP avanzan, avanzan y avanzan. No es una exageración dar la voz de alerta: existe peligro real de que España se rompa.