Opinión

Rita sabe defenderse

H a tardado, pero cuando finalmente ha comparecido públicamente, Rita Barberá ha demostrado que sabe defenderse. Ni dimite ni se lo plantea, advirtió, y explicó con tono sereno cómo se realizaban las contrataciones y adjudicaciones en el ayuntamiento de Valencia, los controles y los informes técnicos de obligado cumplimiento. Reconoció que había financiado con mil euros la campaña electoral de su partido y que “nunca me fueron devueltos”, y que también hizo una prestación voluntaria cuando se le pidió para pagar a los escoltas de los militantes del PP vasco.

Criticó su indefensión ante filtraciones del sumario, y solo le cambió la cara cuando confesó que sentía un “inenarrable dolor anímico” y que afortunadamente no vivían sus padres para sufrir por lo que estaba sucediendo. Detalló en qué consiste el aforamiento, que no impide la acción de la Justicia y, una vez terminado el tiempo de las explicaciones, sí apareció la Rita Barberá política, una Rita Barberá herida, para arremeter contra un PSOE y los medios de comunicación que atacan la corrupción en el PP pero obvian la que se ha producido en el PSOE, empezando por los casos Filesa, Matesa o GAL en tiempos de Felipe González, los ERE andaluces o la situación procesal del alcalde de Vigo y del secretario general de los socialistas gallegos. Tampoco dejó libre de polvo y paja a Ciudadanos, preguntándose sobre su financiación: de dónde habían salido los fondos para hacer tres campañas electorales cuando hace solo un año no contaba con ninguna estructura nacional.

Lo dicho, sabe defenderse. Sonaba creíble, incluso cuando daba los argumentos que la habían llevado a mantenerse callada durante estas semanas: esperaba que finalizara la declaración de los concejales imputados. Que sonara creíble no significa que no la vayan a crucificar, que lo harán, tanto los partidos opuestos al PP como los medios de comunicación que le “tienen ganas” al PP más que a la ex alcaldesa; que los hay, aunque quizá otros medios se queden al menos con el beneficio de la duda después de escuchar a Barberá.

Mariano Rajoy, cuando Susanna Griso le preguntó por Rita Barberá el pasado miércoles, mencionó a los casi doscientos imputados -hoy se dice investigados- que sufrieron el oprobio público y el deshonor y que fueron finalmente absueltos por un tribunal o sus causas archivadas.

Parece incuestionable que no todo era trigo limpio en el PP valenciano y en el ayuntamiento de la ciudad, y es mucho lo que se necesita aclarar. Y desde luego, incluso si es honrada como asegura, la alcaldesa falló en su labor de vigilancia. Sin embargo, tras escuchar a Barberá, se le deba dar el beneficio de la duda, al menos hasta que la UDEF y la UCO finalicen sus investigaciones y los jueces y fiscales den su veredicto.

Pero esperar a decisiones judiciales no es habitual en esta España en la que solo se esgrime la “presunción de inocencia” para los compañeros. Nunca para los de enfrente.
 

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