Opinión

A contrapelo

Los fines de semana son en Madrid más de una pincelada colorida que vienen a remover la conciencia del poder. La inactividad dominguera madrileña es costumbre que deje su letargo y pase el protagonismo al flameo de banderas y mensajes de pancarta. En la capital de España los sábados y domingos son para que los manifestantes venidos del resto del país salgan a la calle para ser televisados en todo el territorio nacional. Ellos despiertan la rebeldía adormecida en la metrópolis y le dan puntos a la sonada acogida como Comunidad Autónoma que regenta la residencia del Gobierno y la Jefatura del Estado con categoría de Monarquía. Un recibimiento que, además, incluye tomar buena nota de las reivindicaciones y disparar efectos internacionales, incluyendo la guerra de cifras entre organizadores y Delegación del Gobierno.

La concentración del no a los indultos creó, el pasado fin de semana, oleadas de banderas españolas como tucanes con sus vivos colores y picos desarrollados. Los altavoces informaban de los slogans: “Majestad no firme”, “Golpistas protegidos, españoles abandonados” y con el “No estamos solos”  daba presencia al Poder Judicial en referencia a su oposición a la concesión  de la salida de la cárcel de los presos catalanes.

El almirante Blas de Lezo es el oráculo que presencia desde su pedestal todo aquello que ocurre en la Plaza de Colón. Acostumbrado a las heridas de guerra no se sorprende por nada y ni se despeinan sus rizos largos, que a buen seguro debían ser peluca.  El mejor estratega de la historia de la Armada sabe lo que es ir a contrapelo y se hubiese unido, si le dejase el bronce, a la concentración de personas venidas del sector de la peluquería, la barbería y la estética. Llegaron al Congreso de los Diputados saliendo de la Cuesta de Moyano, la misma donde se pueden encontrar libros antiguos, e incluso descatalogados, que nos ilustran de este antiguo negocio y que es uno de los gremios que mejor ha documentado las diferencias sociales a lo largo de la historia. Entre tanto tinte, rizos, ondas y barbas está la subida de la luz, la de los créditos ICO, los ertes y un IVA del 21% que sigue asfixiándoles a pesar de los compromisos.

Moyano, uno de los personajes políticos más importantes de la España del siglo XIX, se hubiera entendido bien con el almirante. La Ley de Educación, por la que es conocido; aunque fue un activo intelectual y político, dio estabilidad a la enseñanza en España. Defenderían el régimen constitucional y el impulso económico. Claudio Moyano se tocaría el bigote, un poblado mostacho que hoy estaría trasnochado con solera.

Las peluquerías están bajo la pandemia de los impuestos, las restricciones y sin ayudas. Miran al verano asfixiadas por temperaturas del IVA y esperan demostración pública que lave, tiña, corte y peine dando esplendor a depresiones que se curan ante el espejo después de pasar por la peluquería, la barbería o un masaje.

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