Opinión

Ya está más cerca la Navidad

A las puertas del tercer domingo de adviento, la Iglesia nos invita ya a la alegría. Mañana es el llamado domingo ’Gaudete’. ¿Qué significa? Es una palabra latina que quiere decir ’¡Alegraos!’. Es la gran invitación de la Liturgia a todos los que están preparando la celebración de la venida del Señor en la solemnidad de Navidad. San Pablo nos da la razón de tal alegría y no es otra que ’el Señor está cerca’.


Ante esta afirmación cabe preguntarse: ¿Pero esto es verdad? ¿No se trata de una especie de lenguaje superado, algo metafórico y como dicen algunos mítico? La fe cristiana y en el Papa, afirman rotundamente que es verdad. Es posible que muchos se sonrían y hasta nos compadezcan. Pero tenemos que gritar que Dios es lo más real, lo más cierto y decisivo para el hombre. Si esto fuese mentira, la persona y condición del hombre quedarían sin sentido. El hombre perdería su base sustancial.


En la última encíclica de Benedicto XVI ’Spe salvi’ (’Salvados en esperanza’) se plantean los grandes interrogantes del hombre a lo largo de su historia; el Papa destaca que la respuesta no es sólo la ciencia y los experimentos, tampoco es sólo el dinero ni el cambio de las estructuras sociales ni políticas, ni la libertad omnímoda. Si el hombre prescinde de Dios y de la respuesta dada por Cristo con su pasión y resurrección a sus interrogantes, la vida del hombre no tendrá sentido. No habrá para él esperanza.


La sociedad presente ya sabemos en qué pone la esperanza: en el dinero, en el placer del cuerpo, en la vanidad y apariencia, en el poder... Todo esto que produce: insatisfacción profunda, rupturas matrimoniales constantes, clínicas abortistas hasta límites nefandos, drogas, botellones, violencia, muertes constantes por accidentes de tráfico, violencia doméstica, nacionalismos exacerbados... ¿Es éste el progreso preconizado por la ciencia, la técnica y la libertad omnímoda del hombre? ¿No era el marxismo como filosofía y el cambio de las estructuras lo que haría de la utopía realidad? Tampoco las ideologías ’salvadoras’ han dado cumplimiento a la esperanza. Sin embargo, personas humildes, sencillas (viviendo abiertas a los demás), que han sufrido mucho en la vida y se han encontrado con Jesucristo y el amor que Él comunica, han hallado el sentido de su vida y han mantenido hasta el final su fundada esperanza.


Amando a fondo perdido han colmado sus aspiraciones humanas y han sido felices con la felicidad posible, en la peregrinación de este mundo. Ellos nos enseñan que, cuando hay verdadera esperanza, reina la alegría. Cuando el Señor está cerca nos rodea con su amor, entonces esa esperanza hunde sus raíces en al Vida que sacia plenamente y no acabará. La esperanza de ahora se hará realidad gozosa en el cielo.



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