Opinión

¿Cuándo te vas?

Me asombra la cantidad de cosas que vas descubriendo con el paso del tiempo, en todos los campos y en todas las facetas 

La conocida obsesión por irse a algún sitio en estas fechas veraniegas, hace que esta pregunta se repita cada mañana entre amigos y vecinos, sobre todo en este mes de agosto, en ciudades que no son de playa o de montaña, y termina uno por no saber ya que contestar; nos iremos en septiembre, ya estamos de vuelta, con esto de las mascarillas… y cosas así.

Con el paso de los años vas cambiando los hábitos y llegas a la conclusión de que los viajes virtuales, aquellos que se hacen desde casa, con los recuerdos, la imaginación y el mando de la tele, tienen muchas ventajas, son los más rápidos, económicos y seguros porque ya estás de vuelta, que es lo que siempre deseas cuándo te vas de viaje, ya no digamos en esta época de miedos, contagios, PCR, controles y mascarillas.

Nunca olvidaré uno que hicimos a Kenia, hace muchos años, eso sí, que nos llevaron desde Nairobi hasta Mombasa, dando vueltas en una furgoneta persiguiendo a los animalitos que estaban durmiendo la siesta tranquilamente, y este es el problema, porque un león, por ejemplo, en su estado natural, es un animal pacífico que normalmente está tumbado sacudiéndose las moscas y bostezando a la espera del momento propicio en que tenga la necesidad y oportunidad de cazar alguna pieza, por lo que el panorama que teníamos dentro de aquella furgoneta, era un tanto monótono y aburrido, ya me contarán. Tanto es así, que yo propuse a los compañeros de expedición que la única forma de amenizar aquello, era echar a suertes y que al que le tocara, bajara de la furgoneta para que intentara darle unos pases a aquel león que nos estaba mirando tan fijamente con cara de aburrido y que, de esta forma, los demás supervivientes, pudieran o pudiéramos sacar unas fotografías o videos espectaculares e inolvidables. No sé por qué, aunque me doy una idea, pero la cosa no cuajó.

La excursión por la estepa keniata finalizaba en Mombasa, en la costa del Indico, y el hotel donde nos alojamos tenía un canal de televisión temático con imágenes de aquellos mismos animales que habíamos visto en el viaje pero, nada que ver; una batida de elefantes, leones atacando a sus presas, cocodrilos esperando a sus víctimas, es decir, escenas que han costado muchas horas, tal vez, días, y que tú nunca las vas a ver directamente aunque pases por los mismos sitios.

Lo mismo que cuando duermes en un “resort” al pie del Kilimanjaro y tampoco lo ves, ya que siempre está cubierto de nubes, por eso cuando miras una foto de esa famosa cima puntiaguda cubierta de nieve piensas que tal vez esa imagen haya costado varios días y tú no has podido verla aunque estabas al pie de esa montaña.

En fin, me asombra la cantidad de cosas que vas descubriendo con el paso del tiempo, en todos los campos y en todas la facetas, será que soy muy burro, pero no dejo de lamentarme que haya necesitado el transcurso de tantos años para comprobarlo, viendo con pesimismo la cantidad de años que necesitaría vivir para poder seguir con los descubrimientos.

Otra cosa que he descubierto después de tantos años y kilómetros, es lo difícil que resulta conducir un automóvil o cualquier otro vehículo que dependa únicamente de nuestra voluntad, poder cambiar de dirección en todo momento, acelerar o frenar, correr más o menos, ya no digamos de noche, con lluvia o con nieve, sin ayuda externa, porque un avión, un barco o un tren, van siempre asistidos, sistemas y controles por todas clases y, a pesar de todo , a nadie se le ocurre pilotar un avión, le tenemos respeto, pero en el coche, nada, nada, tu eres el jefe absoluto, tú decides, vas a donde quieras, a la velocidad que quieras y nadie le va a dar importancia a lo que pueda sucederte, ni va a investigar demasiado lo que resulta tan evidente.

No como en el tren que, aunque tengamos un video donde, tal vez por primera vez en el mundo, hemos podido comprobar perfectamente cómo derrapa un objeto móvil que circula por raíles porque el maquinista se tragó la curva al ir hablando por teléfono, seguimos investigando el accidente y buscando responsables, cuándo es el típico caso que se produce todos los días en la carretera al encontrarte de pronto con una curva yendo distraído. Pero morirse en la carretera siempre ha sido mucho más fácil y sencillo y nadie ha pedido responsabilidades al que ha trazado el peralte de esa curva.

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