Opinión

Extraña conversación captada de una lejana galaxia

Te has pasado con la nevada, papi, sobre todo en Madrid, y además, el encargado de controlar la temperatura no deja de enchufar frigorías todos los días como si no hubiera un mañana, con lo que van a tener nieve para rato los madrileños, sois unos cachondos, igual que el jefe o jefa de olas de contagios, que no para con el dichoso coronavirus, dale que dale, lleva más de un año matando gente por todo el mundo, no sé hasta dónde vais a llegar, porque vosotros, los encargados de repartir las calamidades por el orbe, no tenéis límites ni medida, os estáis pasando siete pueblos, las cosas no se pueden hacer así, a lo bestia, sembrando dolor y muerte por doquier, hay que tener un poco de consideración.

¿Consideración? Pero hijo. ¿Dónde has escuchado esa palabra? Te he dicho mil veces que no te juntes con malas compañías. ¿Dónde has oído eso, tunante? (Otra palabrita trasnochada, pero muy apañada, esta de tunante) la escuché el otro día en una emisora de onda corta procedente de un extraño planeta habitado por unos seres extraños que se dicen humanos, en una galaxia lejana, hablaban también de justicia, solidaridad, democracia, caridad, compasión y cosas así, palabras que no había oído en la vida. 

Cállate niño, no sigas hablando así que me vas a buscar la ruina; yo, al fin y al cabo, no soy más que un mandado, hoy estoy de jefe de la sección de nieves, de acuerdo, pero otro día viene el jefe y me manda a otra calamidad cualquiera, dentro de lo que cabe, la nieve tiene su parte positiva, no te creas, año de nieves, año de bienes, dicen, qué dirías tú si un día me destinan a la sección de terremotos, tsunamis, huracanes y volcanes, eso sí que son tragedias, querido.

Hijo mío, te cuento; en nuestro sistema universal tenemos otras normas, otras leyes, no existen palabras como las que escuchaste en esa emisora de onda corta procedente de esa lejana galaxia, también yo sabía algo de ese extraño planeta llamado Tierra que está habitado por unos peculiares seres que se llaman humanos y que han ido evolucionando entre las demás especies con las que comparten el planeta, hasta alcanzar unos niveles extraordinarios de lo que ellos llaman inteligencia, hasta considerarse los reyes de la creación, y piensan que tienen soluciones para todo y la verdad es que no la tienen para nada, porque nosotros hacemos siempre lo que queremos y están en nuestras manos, y así un día inventamos un virus mortal como el sida, otro día creamos unos mosquitos con un aguijón de la leche, y otro preparamos un terremoto del nueve que te cagas, pero los humanos, erre que erre, pensando siempre que tienen la solución; que si vacunas por aquí, distancias sociales por allí, cuarentenas, mascarillas, PCR, confinamientos, y un día dicen: venga, tíos, hemos vencido al virus, y al otro: nada, nada, toque de queda a las diez, no, a las ocho, no que el estado de alarma no lo permite, que sí, que te lo digo yo, a las siete, no dan una los pobres, antes por lo menos se ponían a rezar: perdona a tu pueblo señor, y hacían procesiones, pero ahora, como van de progresistas, ya ves, aunque, de vez en cuando, se oyen voces diciendo algo así como: no somos nada, mientras se les ve pensativos, caminando lentamente por las calles heladas.

Con la nieve les pasa lo mismo; que si la UME con sus soldados y quitanieves, que si toneladas de sal, que si cadenas… cuando lo único que está claro es que hasta que nuestro jefe no suba la temperatura y les envíe alguna borrasca, van a tener nieve hasta las orejas, mientras siguen a vueltas con el cambio climático, el calentamiento global, la capa de ozono y organizando conferencias pensando en que lo van a controlar.

Los teléfonos de ahora, bueno, los que tenemos la mayoría, porque todavía hay ciudadanos y también ciudadanas, ¿no es cierto, comadre?, que no quieren saber nada de estos inventos, ni de recibir mensajes, fotos ni videos, aunque reconozco que eso tiene sus ventajas y así no reciben un “ whatsapp” como este que me llegó el otro día de la otra dimensión con una hipotética conversación de un responsable de calamidades del Universo con su hijo que parece pequeño y ya sabemos que los niños dicen cosas y hacen preguntas que no siempre tienen respuesta.

Te puede interesar