Opinión

La Torre de Babel

En nuestra Torre de Babel contemporánea terminaremos por no hablar con nuestros vecinos ni en nuestras casas, prefiriendo enchufarnos directamente a la pantalla de nuestro televisor o nuestro teléfono

Es posible que el fin de nuestra civilización nos venga por el mismo camino y que llegue el momento en que ya no sepamos expresarnos con tanto lenguaje extraño, inclusivo, exclusivo o de medio pelo que terminemos por no saber si vamos o venimos, tomamos o recibimos, si subimos o bajamos, (no solo los gallegos) si alquilamos, compramos o robamos, si somos patriotas o “matriotas”, rojos o azules, progresistas, genéricos o generosos.

Leo una curiosa noticia en La Región: El Concello de Ourense “adquiere” seis vehículos de la marca Kia para que patrulle con ellos su policía, por medio de un contrato de “renting” de más de 320.000 euros que se adjudicó a la empresa Autos Iglesias.

No es extraño que el personal ya no sepa distinguir entre una verdad o una mentira, entre un genio o un imbécil, o entre comprar o alquilar, todo, por utilizar una palabra de un idioma distinto al nuestro habitual y que tiene una perfecta traducción.

La redacción de esta noticia no sería posible ni la entenderíamos, si en lugar de usar la palabra inglesa “renting” utilizáramos la correspondiente en nuestro idioma; alquiler/alquilando.

Nadie se le ocurriría redactar una noticia en la sección de cotilleo que dijera algo así: Fulanito o fulanita (obsérvese la repercusión de la diferencia genérica) adquirió un ático para su novia o novio, con motivo de su cumpleaños, por medio de un contrato de alquiler de tropecientos miles de euros. Todos nos preguntaríamos, ¿Pero éste de qué va? Tío. ¿Es propietario o es inquilino- arrendatario? La diferencia la tendríamos meridianamente clara en este caso, para bien o para mal. Pues eso, para todos los efectos, es lo mismo un coche, un avión o un pazo.

Es lo mismo, pero los comportamientos no lo son. La diferencia, entre otras, que son muchas, de comprar o alquilar, es que al final de un período de unos años, ese bien, mueble o inmueble, conserve un valor, en el casos de estos coches de la policía, teniendo en cuenta el servicio al que están destinados, ese valor, al cabo de un tiempo, prácticamente, es nulo, por lo que al final, ya sea que los hayas comprado o alquilado, no tienes nada, comportamiento que no se produce en los bienes inmuebles, aunque haya contundentes excepciones.

En nuestra Torre de Babel contemporánea, en la que pretendemos sobrevivir a tanta violencia y desgracias; naturales y humanas, incendios, inundaciones, coronavirus, mentiras, incertidumbre y estupideces, terminaremos por no hablar con nuestros vecinos ni en nuestras casas, prefiriendo enchufarnos directamente a la pantalla de nuestra televisor, ordenador o nuestro teléfono porque aquí al menos, sabemos que no tenemos que dar explicaciones ni que nos las pidan, entrenando cada día, más y mejor, para vivir en un mundo de confusión e incomunicación a pesar de que nunca hemos tenido tantos sistemas para poder comunicarnos, hasta el punto de que echamos de menos lo bien que nos entendíamos cuando sabíamos cómo llamar a las cosas en nuestros idiomas y lo bien que nos comunicábamos con una simple carta franqueada, (con perdón) e incluso, con un mensaje atado a una pata de una paloma mensajera.

Pío.pío.

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