Opinión

Salvemos la democracia

Sí, porque no tenemos otra alternativa a la hora de encontrar la fórmula de poder entendernos entre nosotros. El problema fundamental del sistema democrático, empezando porque el mundo en el que vivimos se rige precisamente por unas leyes que nada tienen que ver con la democracia, es que está basado en el voto que emite cada ciudadano con el que decide quién le va a representar en la asamblea que va a tener todos los poderes para imponer el sistema de gobierno con el que va intentar encontrar la mejor manera que nos permita vivir en armonía con nuestros vecinos.

En principio, no debiera ser muy complicado elegir a las personas que después van a decidir por nosotros, ya que es un ejercicio parecido al que hacemos cuando elegimos a un amigo o un colaborador, es decir, cuándo puedes, eliges a la persona que tenga una mejor sintonía contigo, con tu forma de ser, o de pensar, pero lo que parece sencillo, después se complica por la cantidad de condicionantes que tiene el sistema, sobre todo a la hora de conseguir la mayoría que se necesita para poder ejercer la acción de gobierno.

Pasa en todos los órdenes de la vida, ya sea en nuestro organismo; donde el equilibrio entre los elementos positivos y nocivos, permiten que podamos seguir viviendo, es decir, en nuestro cuerpo tenemos células, elementos negativos que lo que quieren es que nos muramos, directamente, hay que joderse, y el que no lo consigan, (que con el tiempo lo consiguen los jodidos) dependerá de que en esa eterna lucha, ganen los buenos, cómo siempre. Cuando nos morimos, por las circunstancias que sean, es que han ganado los elementos nocivos.

En la naturaleza pasa lo mismo, hay plantas, animales y minerales que nos alimentan, que los necesitamos para subsistir, y otros que nos matan. Hay setas sabrosísimas y hay otras que nos envenenan, esto está organizado así, no le demos más vueltas, el porqué de que estos elementos negativos estén siempre presentes en nuestra vida, y muchas veces tengan la llave que decide que se actúe de una forma o de otra, es un hecho que tenemos que tener en cuenta, sobre todo en política, a la hora de emitir nuestro voto, ya que va a ser fundamental en el momento en que son necesarias para formar una mayoría, y después te encuentras con que el partido que has elegido termina haciendo lo que le impone la minoría que tú no votaste.

Por si no fuera ya lo suficiente complicado el sistema democrático, nos encontramos con que en un momento determinado, todo está en las manos de una sola persona, que con su única decisión personal, puede variar totalmente el panorama. No tenemos más que pensar que la delicadísima situación política actual, podría haber sido otra totalmente distinta, si Mariano Rajoy en unas circunstancias, y Albert Rivera en otras, hubieran tomado otra alternativa que ellos solitos despreciaron.

Estoy seguro que Mariano y Albert, hoy, actuarían de otra forma, nunca podrán olvidar esos momentos en que tuvieron en sus manos el poder de haber cambiado el rumbo político de nuestro país, pero eso es un “xa foi” (ya fue) que no tiene solución, como todo en la vida, lo que podemos hacer es aprender de los errores y en democracia, con más motivo, si no queremos que decidan las minorías a las que no hemos votado, que, por otra parte, tienen su razón de ser, ya sabemos lo que tenemos que hacer.

Todo es necesario, y cuando están ahí, es porque tienen su misión, de acuerdo, aunque tal vez no lo entendamos del todo, pero al final las cosas funcionan porque la gran mayoría tiene un comportamiento homogéneo, van documentados, tienen su carnet y cumplen las normas de tráfico. Las autopistas no nos servirían ni las utilizaríamos habitualmente, si los kamikazes, que de vez en cuando aparecen, circulando por sentido contrario, generalmente borrachos e indocumentados, pero que están ahí y que también tendrán su razón de ser y sus derechos, faltaría más, en estos tiempos raros, raras, rares, que cualquier día organizan también su partido político, fueran más abundantes.

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