Los medios de comunicación se hicieron eco días pasados de la aprobación por parte del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, de la resolución positiva de la declaración de impacto ambiental del tramo del AVE comprendido entre Taboadela y Seixalvo. Hasta aquí, todo claro, pero después vinieron las interpretaciones; el Ayuntamiento de Ourense decía una cosa, la oposición otra, y los distintos medios informativos, la suya, la mayoría dando a entender que ese estudio medioambiental era para todo el recorrido.
Habrá interpretaciones, pero hay un hecho objetivo; el propio informe, y éste habla por sí solo. Es un estudio detallado, minucioso y preciso, publicado en el BOE del pasado día 28 de Junio, por mucha imaginación que le echemos, la verdad es que deja poco margen para divagaciones. En sus ¡ 39 páginas¡ Desde la 54673 hasta la 54711, deja claro que se refiere únicamente a los 9.234 metros, ni uno más, ni uno menos, que mide este tramo entre Taboadela y Seixalvo, es más, se puede deducir fácilmente que si para este trayecto, en una zona por la que pasa el tren desde hace más de 70 años, ha necesitado 39 páginas, es fácil deducir que para el resto de ese quimérico y perfectamente prescindible proyecto que conocemos como variante exterior, no habrá páginas suficientes que lo puedan amparar. Tendrían que desaparecer el Ministerio y el Ministro que hicieran posible que este informe de impacto ambiental para ese recorrido, por donde nunca hubo vías, saliera adelante. Si vemos el concienzudo estudio que hace para los viaductos sobre los pequeños ríos, como el de Mesón de Calvos, regueiro de San Benito y Barbaña, no quiero pensar en el que tendría que hacer sobre el Lonia y no digamos sobre el Miño, además de los necesarios para los largos túneles, desmontes, cerradas curvas, tajos y terraplenes previstos.
En fin, hablando claro, cuanto antes asumamos que este disparatado proyecto de la llamada variante exterior es un error; sin dramatizar, no pasa nada, “errare humanum est”; antes podremos rectificar y pensar en una solución definitiva; porque el hecho de aprovechar esa llamada recta de Seixalbo del actual recorrido, está viciado, ya que esto se hizo pensando en que de esta recta partiría ese salto al vacío que es ese esperpéntico proyecto, de lo contrario se hubiera proyectado lo natural, el camino más corto, con una sola y amplísima curva, con un radio muy superior a los 7.000 mts., que exige el trazado del AVE, prolongando las actuales obras en Taboadela directamente hasta las inmediaciones de la estación de San Francisco.
Curiosamente, y también burdamente, este informe, en su última página, la 54.711, contiene un plano que oculta descaradamente la ubicación de la estación de San Francisco, poniéndole un parche con una innecesaria silueta de la provincia, tal vez para que no veamos lo cerquita que está. Véanlo, merece la pena, es curioso, podrían ponerlo en cualquier otra esquina del plano, pero no, no, todo está calculado, tal vez con la ingenua pretensión de que nos pueda parecer normal lo que a simple vista es una aberración, esto es; que entrando ya en Ourense, nos manden de excursión por Rairo, Montealegre, Granxa, A Rabaza, Velle, playa de Oira y Peliquín para llegar a la estación. Ya no va más.
La única explicación que pudiéramos encontrar en todo este despropósito es lo de siempre, el dinero, y en esto estoy de acuerdo, no podemos renunciar a esa comprometida inversión, aquí sí que tenemos que estar todos muy agradecidos, pero no me digan que no hay donde aplicarla, sin salirnos del tren, necesitamos ya la conexión directa con Vigo por Porriño con enlace a Oporto, trayecto éste que tanto incremento de pasajeros está teniendo actualmente a pesar de la precariedad de medios , porque la gente ya se da cuenta que hay otra forma de viajar, más relajada, sin tensión, multas, rádares, semáforos, caravanas ni atascos, y con menos contaminación.
