Opinión

Berlusconi no promete milagros

Italia tropieza no dos sino tres veces en la misma piedra, en el mismo Berlusconi. Los italianos le han elegido para dirigir el país de forma clara y rotunda los pasados 13 y 14 de abril por mayoría absoluta tanto en la Cámara como en el Senado. ¡Qué obstinación, qué entusiasmo en el error! A sus 71 años, le han vuelto a escoger para llevar las riendas de la nación y desde ahora regresa a su puesto de primer ministro. Consideran los votantes sin duda que es el único político que puede resolver la gravísima crisis que aqueja a la nación transalpina. El cuadro macroeconómico italiano resulta inquietante: el crecimiento se derrumbó, es átono y apenas llega al 0,7%, la deuda supera el 104 % del Producto Interior Bruto (PIB) y para colmo, el poder de compra de los ciudadanos está por los suelos. Italia es el ’hombre enfermo’ de Europa. A grandes males, grandes remedios, los problemas son ingentes, las soluciones tendrán que estar a la altura. Il Cavaliere, como todos le llaman, no oculta que vienen para Italia años difíciles, aunque él espera que sean además de difíciles, decisivos, deseo que en estos momentos no es más que un brindis al sol.


A los votantes de ahora no les importó el florilegio de escándalos que le rodea, por ejemplo, que en ocasiones anteriores Berlusconi hubiera amañado leyes ’ad personam’ a fin de que le favorecieran o incurriera en irregularidades y artimañas sin cuento abusando del poder que detentaba. Tres veces elegido, se ha convertido en el líder político italiano por antonomasia, no se puede entender la Italia contemporánea sin él. Silvio Berlusconi, cuya fortuna asciende a la apabullante suma de 9.400 millones de dólares según la prestigiosa revista norteamericana ’Forbes’; magnate de los medios de comunicación audiovisuales, pues mantiene bajo su férula los tres canales de la RAI (Radiotelevisión italiana), detenta el vasto conglomerado de emisoras de Mediaset, controla la principal cadena de televisión privada francesa, ’La Cinq’, o la española ’Telecinco’, sólo por citar algunos florones de su imperio. Y eso aparte de haber hecho suyas muchas cabeceras de la prensa escrita, algunas tan influyentes como ’Il Giornale’. En una palabra, es en Europa y años después un redivivo William Radolph Hearst, encarnación del patrón de prensa norteamericano que inspiró a Orson Welles el personaje de ficción de la famosa película ’Ciudadano Kane’, una de las obras maestras del cine.


De nuevo la inestabilidad de la política italiana desemboca en este líder de la derecha, clavo ardiendo al que se aferran los desamparados electores, a los que la corrupción ha hecho desconfiar de su clase dirigente. El todopoderoso potentado, al que se acusa de relaciones con la Mafia, agita el espantajo del miedo al comunismo y, según nos informan puntualmente las crónicas, tal temor aún funciona a estas alturas de la democracia europea. ’Sólo un loco puede querer gobernar este país con las dificultades económicas que tiene’, dejó constancia el controvertido hombre de negocios en la campaña electoral y advirtió acto continuo: ’Yo no prometo milagros’. El Berlusconi 2008 aparece como un líder rejuvenecido a base de varios ’lifting’, bronceado artificialmente, cuello sin corbata a la moda de los tiempos, camisa negra. Por los italianos de buena voluntad, esperemos que sus intenciones no sean tan falsas como su nueva imagen.



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