Opinión

Crimea se pasa a Moscú

Consumatum est". Rusia anexionó sin un solo tiro a Crimea el domingo 16 de marzo pasado después de que milicias mercenarias la fueran ocupando sigilosamente a lo largo de 20 días. Tras un referéndum celebrado entre los habitantes de la estratégica península, que los partidarios de la unión a Moscú ganaron con un aplastante 96,7%, es decir, un millón 230 mil votos, el Kremlin proclamó que la República de Crimea se ha convertido en un estado soberano que ya forma parte de la Federación Rusa y que la ciudad de Sebastopol, importante base naval militar en el Mar Negro, tendrá un estatuto especial. Procediendo por hechos consumados muy meditados y de forma resuelta, el presidente Vladimir Putin ganó así la partida a Occidente.

Tras sesenta años de indepemdencia, Crimea, de 27.000 kilómetros cuadrados y forma de rombo, del tamaño de Sicilia, lugar de veraneo con palacios, lujosas residencias, agradables playas y suave clima mediterráneo, se pasó con armas y bagajes a Rusia, adoptó su moneda, el rublo, su bandera que ondea ya en los edificios oficiales del la nueva república, e incluso su horario.

Todo se llevó a cabo a marchas forzadas, en un plazo mínimo, pero sin incidentes, es más, con entusiasmo, entre manifestaciones de júbilo de la población crimea. También recibieron con alborozo el resultado del referéndum de adhesión los moscovitas en la Plaza Roja. Fue un triunfo apabullante de los prorrusos sobre las minorías ucrania (25%) o tártara (12%) que boicotearon el plebiscito. Los tártaros actuales son los descendientes de los primeros pueblos asentados en la península, pero están acostumbrados a ser siempre los grandes perdedores, Stalin los había deportado en masa tras la Segunda Guerra mundial y nunca tuvieron buen recuerdo de la "Madre Rusia".

"Volvemos a casa, constató, exultante, al conocer el resultado de la consulta en la plaza Lenin de la capital crimea, Simferopol, el prorruso Sergey Axyonov que iba a ser nombrado nmediatamente después primer ministro por el Parlamento de Crimea, más que nunca "Kpbim" en alfabeto cirílico.

¿Y Ucrania? El pimer ministro ucraniano Arseni Yatseniuk, firmado el viernes con la Unión Europea un acuerdo político de asociación y el presidente de la Comisión, Herman Van Rompuy, subrayó su importancia. Europa quiere anclar a Ucrania aunque esté amputada de Crimea.

Protestaron naturalmente por la anexión Estados Unidos y la Unión Europea, no así ni China ni India, a las que Putin agradeció el gesto de mantenerse al margen. El referéndum fue ilegal, declaró Barack Obama, anunciando como represalia la imovilización de activos rusos y la prohibición de visados a 11 altos funcionarios, pero haciendo gala una vez más de su pacifismo descartó cualquier acción militar, demostrando que los tiempos del belicoso George W. Bush están bien olvidados. Bruselas tomó por su parte también, tímidas medidas de castigo como congelación de fondos y puso el veto a 21 dirigentes rusos, a lo que el recalcitrante Putin respondió con sanciones similares.

En estos veinte días que conmovieron a Ucrania, a Crimea y al mundo se sucedieron las advertencias y las amonestaciones sin que llegara la sangre al río. Europa depende del gas ruso, un arma maestra en manos de Putin, que ya ha reclamado a Kiev los más de 11 mil millones de euros que le adeuda por el suministro energético. Saca pecho porque después de la anexión de Crimea su popularidad sobrepasa el 70 por cieto, Difícil que ceda.

Todos descartan que la historia se repita, ha sido muy cruenta en estas tierras y las circunstancias y las mentalidades han cambiado por completo. Pero echémosle una mirala al pasado aunque sólo sea para exorcizarlo.

No tenemos más que recordar la feroz Guerra de Crimea (1853-1856), que causó un millón de muertos, entre militares y civiles. El Imperio Otomano, el Reino Unido y Francia se aliaron para impedir que el Imperio Ruso consiguiese una salida al mar Mediterráneo en su co ntinua expansión. Fue la primera gran contienda contemporánea, precursora de las dos guerras mundiales, y Rusia la perdió después del asedio y caída de Sebastopol, un asalto fracasado que cambió la historia europea.

La literatura se encargó de mitificar el sitio de Sebastopol, Lord Tennyson inmortalizó en un poema, "La Carga de la Brigada Ligera" en la que cinco regimientos de caballería británica fueron diezmados por los rusos en un ataque que resultó suicida por errores en la tra nsmisión de órdenes en el mando y a causa de la obediencia ciega a los superiores.

El director Michael Curtiz plasmó en 1936 en un filme famoso que se convirtió en un clásico a pesar de su esquematismo, titulado también "La Carga de la Brigada Ligera", con Errol Flynn y Olivia de Havillamd. Narra este fatídico hecho de armas de la batalla de Balaclava que tuvo lugar en 1854, se exhibió en España en los años cincuenta y contribuyó a a mi formación cinematográfica.

En estos momentos, la actualidad mundial pasa por Crimea, ganada por Rusia y por Ucrania, que pugna por aferrarse a Occidente. Hay relentes de guerra fría.

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