Opinión

EUROPA, OTRA VEZ EN UNA ENCRUCIJADA

Monti se va, Berlusconi regresa, Italia se enloda otra vez. Fue la cara preocupante de la actualidad justo cuando la Unión Europea recogía en Oslo (Noruega) el pasado 10 de diciembre el premio Nobel de la Paz concedido por su labor de reconciliación a lo largo de seis décadas. Envés y haz de la actualidad.


Silvio Berlusconi echó un jarro de agua fría a la solemne ceremonia de entrega del galardón a los representantes de las tres instituciones de la Unión, Herman van Rompuy, presidente del Consejo, José Manuel Durao Barroso, de la Comisión y Martin Schulz, del Parlamento. Con él llegó el escándalo como sucede desde hace años en la vida política italiana y europea.


El primer ministro italiano, el profesor Mario Monti, de 69 años, que iba estabilizando el país saneando las cuentas públicas con reformas y medidas de austeridad, hubo de dimitir a los trece meses de Gobierno al retirarle el apoyo el partido 'Pueblo de la Libertad' de Silvio Berlusconi. Y toda Italia, noqueada por este acontecimiento político inesperado, tuvo la sensación de pronto de que el suelo le resbalaba bajo los pies. Para más inri la decisión del reconocido tecnócrata y excomisario europeo que no pertenece a ningún partido fue causada por el anuncio de la vuelta a la primera línea política del populista e incombustible exprimer ministro Berluscomi, vuelta en beneficio propio destinada solamente a zafarse de la Justicia, artero y hábil, por dos procesos pendientes. Parafraseando los legendarios Trabajos de Hércules de la Antigüedad, digamos que a Monti no le dio tiempo a limpiar de estiércol los establos de Augías de la política italiana.




Un Cavaliere especial


Monti hizo reformas importantes pero la tarea quedó finalmente en barbecho, un intento truncado de regeneración y austeridad que no llegó a su fin. Las cosas retornan así a su delicuescente punto de partida y vuelta a empezar. ¿Es posible reformar la Italia de hoy en día?


Pero, volvamos al gran desbarajuste general de días pasados, una conmoción no sólo en Italia sino en toda Europa. Las Bolsas se desplomaron, la primera la de Madrid, golpeada por la subida súbita de la prima de riesgo, que llegó a tocar los 425 puntos, una consecuencia injusta si hubiera consideraciones morales en los espasmos bursátiles. A continuación la segunda, Milán, que alcanzó los 351. Una vez pasado el calenturón, ambas se apaciguaron luego y volvieron al habitual yoyó de las cotizaciones, de las que sacan partido los especuladores en la economía de casino, muy alejada de la real que afecta directamente a los ciudadanos corrientes.


Pero las finanzas de Italia, España y la Unión Europea sufrieron un fuerte batacazo y aun no se recuperaron del todo en este final de año de 2012. Ya iba mal la economía europea y ¡zas!, Berlusconi puso todo patas arriba sin importarle más que sus propios intereses espurios. Única tabla de salvación para Italia: se han convocado elecciones legislativas, la forma que tienen las democracias de salir del atolladero.


Ante estos comicios inciertos, que es capaz de ganar Berlusconi si se le une la derechista Liga Norte de Roberto Calderoli, o en los que puede vencer el candidato de centro izquierda Pier Luigi Bersani, del Partido Democrrático, estrella ascendente y opción más razonable. Según el inflyente diario neoyorquino ·The Wall Street Journal', biblia del mundo de los negocios, a dos meses vista, Bersani tiene las mejores posibilidades de triunfo con un 37,8%, seguido de lejos por Berlusconi con un 18,2 % y por el desconocido internacionalmente Peppe Grillo', cómico que presenta -no se sabe si irriosoriamente- el partido 'Movimiento 5 Estrellas'. Pero las previsiones son harto aleatorias en Italia, nación de apabullante historia y mediocre actualidad.




Histriónico Berlusconi


'Vuelvo para vencer', aseguró Berlusconi. A los 76 años, 'Il Cavaliere', llamado así por habérsele concedidoen 1977 la 'Ordine al Merito del Lavoro' (Orden al Mérito del Trabajo) que conlleva el trataniento de caballero; nabab mutimillonario, magnate de prensa y televisión en su país, en Europa y en España (posee Telecinco, Cuatro, La Siete entre otras cadenas que ya dirige su hijo), propietario del club de fútbol de Milán, poderoso empresario que no se para en barras y para quien el fin justifica los medios, de moral sui generis y de humor cuartelero y machista, histriónico, reo de 33 causas en los tribunales, sólo condenado en tres de ellas por argucias, ducho en comprar voluntades, elegido tres veces primer ministro desde 1994 a 2011, ya ha comenzado su campaña para la cuarta, que promete...


Y lo ha hecho a su manera, desafiante, cínico y burlón. En una definición urgente, la prima de riesgo es un concepto económico que mide el riesgo de las inversiones y créditos y que aumenta o reduce los intereses a pagar. Pero no para Berlusconi, que la define de forma provocadora como una estafa, una invención creada por Alemania con la ayuda de Mario Monti y la complicidad de la Unión Europea para perjudicar a Italia. Patrioterismo, populismo,arrogancia, desgarro. A Berlusconi le importan un bledo estas definiciones, ya tiene la culpable, Alemania y en especial, la canciller Angela Merkel, nada popular allende los Alpes por inspirar los recortes impuestos a las clases medias italianas por Monti. Estos recortes son una baza importante para la campaña de Berlusconi, quien en su zigzagueante estrategia ha declarado después que si Mario Monti aceptara liderar una corriente moderada en las próximas elecciones, él daría un paso atrás y retiraría su candidatura. Eventualidad inmediatamente rechazada por el prestigioso político y economista aludido.


Estos rifirrafes italianos son penosos y empañaron el momento estelar de entrega del Premio Nobel de la Paz a la Unión Europea en, cuyos 21 jefes de Gobierno, -a excepcióm del 'premier' británico David Cameron que no quiso participar-, conmemoraban así los 67 años sin guerra del Viejo Continente en Oslo, Noruega,próspera nación de gran riqueza petrolera que, curiosamente, es reacia a sumarse a los Veintisiete y hace rancho aparte .


Tal conmemoración es una buena noticia para Europa, perenne tela de Penélope, siempre inacabada, que como hemos visto está de nuevo en el telar, otra vez ante la encrucijada electoral de uno de sus países miembros.

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