Son dos y están en el dique seco aunque están flotando sobre las aguas del puerto en el que se encuentran amarrados. Están listos para salir a navegar en el momento en el que reciban los papeles. Porque se trata de eso, son barcos sinpapeles que no pueden rescatar a los sinpapeles que tratan de llegar a Europa. Son los barcos de Proemaid y de Open Arms pendientes de que Fomento autorice su salida a la mar para salvar vidas, que es para lo que están preparados. Lo que ocurre es que ni el ministro del ramo, José Luis Ábalos, cumple sus compromisos: los de Open Arms se sienten engañados y los de Premaid igual, porque su barco, el Aita Mari sigue esperando en el puerto de Pasaia a pesar de que en el Congreso se comprometió a darles la documentación precisa. Quizá las 160 personas que han muerto este fin de semana cerca de las costas libias se hubieran salvado, si los barcos hubieran estado por allí. Para autorizar su salida el Gobierno exige antes que haya un acuerdo con Malta, Libia e Italia para el desembarco de los migrantes. Pero eso no es cuestión de las oenegés sino de los gobiernos.
