Opinión

Educación francesa

Que un tecnócrata como Jean-Michel Blanquer, ministro de Educación en Francia y que fue director de una escuela de negocios, se haya decidido a potenciar el estudio del latín y el griego en las aula-aunque sean asignaturas optativas lo mismo que la recuperación de la filosofía en los colegios españoles-, quiere decir que aún hay esperanza, que no todo está perdido, que los expertos han comenzado a darse cuenta de que además de preparar a los jóvenes para el mercado de trabajo hay que prepararlos como personas con criterio y capacidad crítica. 

El argumento de Blanquer para facilitar el estudio de las lenguas clásicas ni es nuevo ni revolucionario: “El aprendizaje del latín y el griego contribuyen al desarrollo de la lógica, facilitan el aprendizaje de otras lenguas y permiten establecer un vínculo entre diferentes conocimientos”. Y tras prohibir los móviles en la escuela, ejemplo a imitar sin duda, quiere que se estudie también árabe para quitar la connotación religiosa que tiene si se estudia fuera y como reconocimiento de la realidad francesa. Si perdura en el cargo su herencia puede ser interesante.

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