Opinión

FAMA

Existen muchos tipos de distinciones que elevan a una persona a la categoría de celebridad. A saber: ganar un premio Nobel o un príncipe de Asturias, hacerse con un campeonato mundial en la disciplina que sea, adjudicase el Planeta, o ser el ganador del concurso de paellas o de tirador de sidra local. Se podrá ir a perorar a La Noria, o ser invitado en los programas de Ana Rosa Quintana, pero de verdad uno no es alguien hasta que se convierte en 'caganer' y tiene su hueco en un pesebre catalán. Ese es el reconocimiento popular por antonomasia, aunque pueda considerarse poco digna su postura. Y eso no es moco de pavo.

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