En San Francisco y otras ciudades colindantes existen dos empresas de taxis que utilizan, en proceso de pruebas, coches autónomos y quieren pasar de esa fase a la de explotación del negocio sin restricciones. En su petición se han encontrado con las prevenciones de bomberos y policía porque cuando se equivocan pueden entorpecer la prestación de su servicio porque son torpes en algunas situaciones difíciles, o necesitan una mano humana que les desatasque. Estas son hipótesis plausibles que pueden costar vidas, pero también resulta que con los coches autónomos se reducen las colisiones y los accidentes en los que estos vehículos son los responsables son muy escasos. Que el futuro está en los coches autónomos no hay ninguna duda y acabarán imponiéndose, pero por el momento importantes fabricantes como Volkswagen o Ford han puesto en cuarentena su desarrollo porque aún están lejos de alcanzar su nivel óptimo de seguridad, a la espera de nuevos avances tecnológicos. Han mandado frenar.
